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Imparable Sami Sauri

Sami es una de esas personas que vive la vida al máximo, que no desaprovecha ni una sola oportunidad para disfrutar de nuevas experiencias, viajar, aprender y conocer a gente. Se mueve mucho por impulsos e intuición, participa en infinidad de proyectos y le encanta el deporte, en especial el ciclismo, sin dejar de lado su otra pasión, el surf.

Todo esto la ha llevado a convertirse en una de las influencers femeninas del panorama ciclista con más actividad de los últimos años.

Desde RAW, hemos tenido la oportunidad de ver su trayectoria muy de cerca, empezando por el sinfín de Alleycats en los que participó años atrás, su inmersión en la competición participando en las carreras más top de la escena fixed y, más tarde, dando un giro de 180 grados a su vida lanzándose a vivir aventuras a lomos de su bicicleta y rodeada de proyectos relacionados con la bici.

De Berlín a la Ruta 66 en EE. UU.

“Básicamente Angus Morton (Thereabouts), contactó conmigo y me propuso una entrevista. Después de eso seguimos hablando y, entre otras, hablamos también del viaje a USA que iban a llevar a cabo. Yo por esas fechas, vivía en Berlín y tenía mi vida… pero sentí que era una ocasión única que no podía dejar pasar y, sin darle muchas vueltas, compré el billete de avión.

Hasta ese momento, no había hecho más de 180 km en un día y menos repetir más de un día de larga distancia consecutivo… Fueron 22 días muy entretenidos…y descubrí algo que realmente me hacía disfrutar muchísimo: viajar en bici.”

¿Qué os pareció recorrer una de las rutas más legendarias del mundo?

«Cuando hablábamos con la gente, nadie comprendía porqué hacíamos la ruta en bici. Mucha gente nos advertía de que lleváramos cuidado y nos deseaban suerte. Es cierto que hay partes de la ruta que están en una fase de decadencia avanzada y que, pueblos que en su día vivían de la ruta, hoy en día sobreviven como pueden.

Por lo general, la mayoría de gente con la que topamos fue muy agradable, personajes peculiares y auténticos peor también tenías que andar con ojo porque alguno que otro daba la impresión de no estar muy cuerdo.

Una vez llegado a Nuevo Méjico, la ruta se convierte en autopista y vías rápidas y todo cambia un poco, intentábamos hacer tiradas más largas y parar lo justo.»

Vida “on the road”

“No cambiaría nada de lo que he vivido estos últimos años, aunque no es todo de color de rosa… he estado saltando de un sitio a otro sin parar y, en ocasiones, echas de menos tener una misma cama (cómoda) durante varios días…  Todo tiene un lado muy guay y excitante, pero, por otro, es normal tener esa necesidad de saber dónde vas a dormir los próximos días seguidos y sentirte en casa.

Pese a esto, es una experiencia realmente increíble, sobre todo para la gente que trabaja freelance, si alguien tiene la posibilidad de hacerlo, que no dude en probarlo.

Mi sueño era ir a América, y durante el viaje que hicimos en la Ruta 66 tuve la verdadera posibilidad de vivir esa américa profunda, y estar en contacto con todo lo que representa.”

De todos los estados que cruzaste durante el viaje, ¿qué fue lo que te llamó más la atención?

«La salida ya la hicimos saliendo de Chicago de noche por una de las peores zonas.

Illinois, Missouri, Oklahoma son estados donde conservan más la ruta original. La mayoría de los lugares por los que pasamos nos encontramos a gente abierta, y hospitalaria, aunque también topamos con algún que otro personaje “chiflado” de la ruta.»

¿Cómo planteabais el día a día?

«Improvisábamos bastante. Yo me encargaba de organizar las rutas, pero siempre acabábamos decidiendo sobre la marcha. No teníamos nada cerrado y decidíamos donde parábamos y no teníamos ninguna atadura.

Una mejor organización, es cierto que ayuda en el viaje, pero pierdes parte de esa improvisación que, para bien o para mal, aporta mucho valor a la aventura.”

¿Repetirías el viaje por la Ruta 66?

«No, a pesar de que fue un viaje inolvidable, no es un viaje que haría por su atractivo o por la experiencia vivida. Es más, la fama de la ruta histórica y el reto en sí mismo, pero si planteas estar un mes viajando, hay muchísimas rutas increíbles y mucho más bonitas.»

¿Qué has aprendido durante todos estos viajes?

«Tener paciencia e intentar conservar la calma. Los días pueden ser largos y duros y hay que saber mantener siempre la cabeza fría y evitar nervios. La comunicación dentro del grupo también es super importante, tomar decisiones entre todos y tratar de conservar un buen clima, motivación y muchos ánimos.

Cuando estás ahí metido no puedes pensar en los dolores, debes mantener la cabeza distraída y no plantearte dejarlo ni un solo instante.

La felicidad de poder viajar con algo tan simple como es una bici y descubrir que no todo es entrenar, hay que saber disfrutar de otras experiencias y más de una como esta (viajar en bici).»

Ruta Translabrador

«En Translabrador lo teníamos todo programado y, a pesar de que el viaje fue alucinante, perdimos un poco la esencia y la autenticidad que aporta la improvisación. Sin embargo, la segunda parte del viaje, ya contando con Chas y Nico, dejamos a banda la planificación y fuimos a nuestro aire, dejando que todo fluyera de otra forma más natural. Definitivamente, apuesto más por la opción de saber dónde quieres ir, pero no organizar hasta el más mínimo detalle.»

¿Qué es lo que no falta en tu maleta cuando te dispones a empezar un nuevo viaje en bici?

«Ropa de bici, normalmente uno o dos bib shorts, calcetines, unos leggins para ir cómoda al finalizar el día, algunas camisetas, gorra… hay que pensar siempre en llevar lo justo, más bien tirando a muy poco porque todo el peso que lleves de más, lo vas a estar pagando durante muchos kilómetros.

Por otra banda, tampoco dejo atrás nunca: tenedor, cuchara y navaja, una herramienta multitool, lubricante cadena, crema solar y un filtro de agua.»

A nivel media, ¿qué soléis llevar?

«Cámara de fotos, baterías de recambio, un dron, dos cámaras, cargadores, cables, discos duros, etc., en fin, llevamos todo un centro de grabación.

Aprendes a minimizar peso con hubs de conectores y organizarte muy bien la maleta. En Translabarador mi bici pesaba entre 28 y 30kg. Una puta locura. En muchas ocasiones, hemos tenido que quitar peso de ropa y otras cosas para poder llevar el equipo de grabación necesario.

También hay que vigilar mucho con la potencia de carga que necesita cada dispositivo en función del país al que viajas.»

¿Viajar con asistencia o sin?

«Evidentemente, si cuentas con el apoyo de un coche, puedes producir vídeos de más calidad y producción y en muchas ocasiones tenemos que adaptarnos a las necesidades y requisitos del proyecto.

Por otro lado, nosotros preferimos ir a la aventura y grabar más de tu a tu, más personal y dejar pie a la improvisación. Cuando vas así, es todo mucho más intenso y menos intrusivo. La gente, si vas con un coche, grandes cámaras y mucho personal, ni se acerca a darte los buenos días, de la otra forma, si tienes la posibilidad de llegar más a los autóctonos, mezclarte entre ellos y conocer historias asombrosas.»

¿Tu mejor/peor momento?

«Momentos buenos ha habido muchísimos, pero recuerdo un día que, tras enfadarme con el grupo, decidí arrancar, escaparme del grupo, y recorrer 32 km en solitario a 30km/h de media yo solita… al día siguiente no podía ni moverme…jejeje…pero fue divertido.

Como peor, algún momento en el que el cuerpo ya no ha podido más y he tenido que subirme al coche de asistencia.»

¿Nos puedes contar alguna anécdota de Translabrador?

«La primera noche la pasamos en una caseta que encontramos en el camino, estábamos a 200km del primer pueblo, y mientras estaba cocinando, el cámara fingió ser un policía, gritando -¡manos arriba, manos arriba…!-, yo me lo creí todo y me asusté muchísimo.

Por la noche dormí fatal y tuve hasta pesadillas. Me desperté varias veces porque había una puerta dando golpes, y yo estaba super convencida que había un oso merodeando, y en una de esas veces me puse a gritar -¡hay un oso, hay un oso!-. Creo que fue una de las noches que he pasado más miedo de toda mi vida…»

¿Qué Sami vamos a ver dentro de unos años?

«Actualmente me encuentro sumergida en varios proyectos muy interesantes y tengo planificado participar en varias pruebas de bikepacking que pondrán mi cuerpo y cabeza al límite una vez más. Por otro lado, mi cabeza no deja de pensar en coger la bici y escaparme unos días.

Tengo otros proyectos en la mesa aún por decidir, así que mi futuro puede variar.»

Formulo la pregunta de otra forma, ¿dónde no querrías verte?

«Competición, no descarto volver algún día, pero requiere mucho tiempo y dedicación para poder tener buenos resultados y dudo que vuelva a esa vida a corto/medio plazo.»

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