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Badlands se consolida como una de las grandes del ultra ciclismo off-road

Si algo hemos aprendido durante estos últimos años es que, en las carreras de resistencia en gravel, la distancia y el desnivel no son los factores más determinantes para definir la dureza de una prueba. Si por casualidad caes en el error de agarrarte a estos valores para hacerte una idea de cuán difícil va a ser la carrera en la que vas a participar, os podemos asegurar que estáis cometiendo un gran error.

Desde nuestro punto de vista, y desde el de la mayoría de gente que ha participado en pruebas de este tipo, consideramos que el terreno por el que transcurre cada segmento del track va a ser el auténtico factor que va a determinar el grado de dureza que va a tener un evento de esta índole.

Es muy común que en tu primera experiencia de ultra distancia con bicicleta gravel, caigas en el error de mirar el track y decirte a ti mismo aquello de “bueno, ahora viene una subida, pero solo son 4 kilómetros…”. Pues bien, esa corta distancia que en cualquier otra ocasión podrían ser tan solo unos minutos de ascensión, si el terreno es escabroso y técnico, alcanzar la cima puede acabar convirtiéndose en una auténtica odisea (y aún más, si llevas un buen montón de horas pedaleando, cansancio acumulado, y una considerable falta de sueño en el cuerpo).

El motivo por el cual hacemos esta puntualización es porque durante esta edición 2021 de Badlands, hemos visto en primera persona bastantes abandonos y un gran número de corredores sorprendidos por la gran dureza de esta prueba y seguramente, en algún momento, la subestimaron.

Badlands 2021

Sin duda, a parte de los 750 km y los 15.000 m de desnivel de la ruta, uno de los mayores protagonistas de esta edición ha sido el clima. Las altas temperaturas que se han alcanzado durante las horas más críticas del día han sido uno de los mayores rivales con los que los corredores han tenido que luchar. La carrera que circula por algunos de los lugares más áridos y calurosos de Granada y Almería (como la Hoya de Guadix, el Desierto de Gorafe o el de Tabernas), ha azotado fuertemente a los participantes obligándolos a combatir el calor como buenamente han podido para evitar insolaciones, deshidrataciones y golpes de calor.

Una de las recomendaciones oficiales de la organización es que eviten a toda costa quedarse sin agua durante la carrera y que tengan en cuenta la gran distancia que en ocasiones hay entre pueblos, además de las pocas fuentes que hay en algunas zonas concretas. A pesar de las advertencias, hubo quién no tuvo más remedio que ponerse a salvo, retirarse, y evitar que la situación se complicara.

Otro de los aspectos a tener en cuenta han sido los cambios en el recorrido con respecto al año anterior. Debido a la falta de obtención de permisos para poder escalar el pico Veleta, la organización ha tenido que modificar algunas partes del track original. Por un lado, se ha alargado el bucle que se realiza por el desierto de Gorafe, pasando de los 30 km originales a un total de 100 km, lo que supone mayor exposición a las altas temperaturas para los corredores. La ascensión al Observatorio del Calar Alto y el descenso a Gérgal, también han sufrido alguna variación, pero siempre con la intención de mejorar el recorrido. Por último, pero no menos importante, la meta ha dejado de estar en la capital granadina y ha pasado a estar situada en Capileira, en el entorno natural de la Alpujarra. Un pueblo muy pintoresco pero que, desafortunadamente, queda algo lejos de Granada y lo que supone una complicación para los corredores a la hora de regresar al punto de partida.

Antes de terminar con este repaso general de esta edición 2021, nos gustaría también destacar el aumento de participantes, pero, sobre todo, el incremento sustancial de presencia femenina. Da gusto ver cómo, poco a poco, más chicas deciden embarcarse en retos como este y consiguen reivindicar que el ciclismo femenino a todos los niveles no es algo casual.

La lucha por los primeros puestos

Después de la gran repercusión que tuvo Badlands en su primer año, en esta edición hemos podido disfrutar de una amplia lista de participantes entre los que se encontraban nombres tan relevantes dentro del mundo del ultra ciclismo como por ejemplo: Ulrich Bartholmoes (reciente ganador de la Transiberica), Sofiane Sehili (reciente ganador de la Silk Road Mountain Race), Mattia de Marchi, Olivia Dillon, Christian Meier, o Alistair Brownlee (dos veces oro olímpico y varias veces campeón del mundo en su disciplina), entre muchos otros.

Desde el primer minuto de carrera, vimos como un selecto grupo de 10 o 15 corredores que imponía un gran ritmo y rompía el pelotón en pedacitos. La mayoría de los que capitaneaban el grupo era la primera vez que corrían en Badlands y, pese a las advertencias, hicieron caso omiso y siguieron “gastando balas”.

Llegaron al primer punto de control en Gorafe, el pueblo que da nombre al primer desierto, con una ventaja de 40 minutos con respecto al ganador de la anterior edición (Lachlan Morton). En este pequeño pueblo se suele hacer una parada para repostar, comer algo y rellenar todos los bidones de agua antes de adentrarnos en una de las primeras zonas clave de la carrera. Una vez allí, los 5 o 6 de cabeza de carrera empezaron a desmarcarse el uno del otro y pequeñas distancias empezaron a aparecer.

La primera noche fue clave. Los cuatro que habían conseguido resistir (Mattia de Marchi, Ulrich Bartholmoes, Sule Kangangi, y Janosch Wintermantel) optaron por no descansar trás dejar el desierto atrás y continuaron su camino hacía Gérgal. Una decisión que parece un suicidio pero que, visto con perspectiva, es un gran acierto. El hacer el esfuerzo de continuar pedaleando durante la noche te permite, por una parte avanzar con un clima más agradable y, por otro, ganarle tiempo a tus adversarios y, lo más importante, al sol. ¿Qué queremos decir con esto? Pues bien, nos referimos a que los primeros de carrera consiguieron alcanzar la cima del Observatorio del Calar Alto, descender hasta Gérgal, y comenzar la travesía por el desierto de Tabernas con una temperatura aún aceptable y evitando sufrir el azote de las altas temperaturas.

Mattia de Marchi, una vez que consiguió abrir hueco con sus perseguidores, no miró atrás ni un solo instante y siguió pedaleando como un animal kilómetro tras kilómetro. Aún llevando más de horas de ventaja sobre el corredor más cercano, hay cámaras que confirman que lo vieron corriendo a través de los bancos de arena situados en las cercanías de Almería, dejando claro que no regalaría ni un segundo a sus rivales.

Cuarenta y cinco horas después del pistoletazo de salida y habiendo dormido apenas 10 minutos, Mattia cruzaba la línea de meta situada en Capileira y se declaraba ganador de la edición 2021 de Badlands. Trás él, y con una diferencia de cuatro horas, llegaba Ulrich y Janosch, quién reconoció que se quedó sin Wahoo a mitad de la carrera y tuvo que continuar la navegación por la ruta con Komoot offline y usando los auriculares para atender a las indicaciones. Absolutamente de locos.

En cuanto a las chicas, vimos a una Sally McHugh muy fuerte en la primera parte de carrera pero que, desafortunadamente, tuvo que abandonar por un dolor importante en la rodilla. Por otro lado, vimos a Olivia Dillon (una de las grandes favoritas), sufriendo mucho el calor y la dureza del recorrido a pesar de su experiencia en carreras de este tipo y su gran estado de forma. Pero la victoria fue para la Dra. Marion Dziwnik quién puso su ritmo desde el primer momento de carrera y supo mantener viva la distancia que consiguió con respecto al resto de féminas para finalmente llegar a meta en un tiempo de 3 días y 7 horas.

Más allá de los resultados y del tiempo empleado, queremos felicitar enormemente a todos aquellos que han logrado finalizar una carrera como esta, habiendo superado todas las dificultades habidas y por haber y ganándole la partida a una climatología que jugaba en contra. Solo nos queda decir: ¡Bravo y a por más!

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