Hace unos días, Franka Ramia nos abrió las puertas de su taller en Barcelona, donde nos acogió y nos habló de sí, su manera de ver el mundo, y su trabajo. Pudimos ver que cada pieza que crea es única, y que vuelca en ellas un poco (o mucho) de sí. Franka es mucho más que una modista; es cocinera, diseñadora, científica, artista y artesana, un conjunto de roles que le han llevado a confeccionar un producto único.

Inicios

En su Italia natal, Franka creció envuelta de naturaleza en campos y bosques. Allí descubrió su pureza y tuvo los primeros encuentros con los tejidos, el armario de su madre, donde encontró tejidos, formas, colores y texturas que le marcaron. Motivada por el mundo de la costura, con 20 años empezó a coser, primero practicando por su cuenta para, poco a poco, ir descubriendo y experimentando con técnicas más avanzadas. Al cabo de un tiempo se trasladó a Barcelona, donde abrió una pequeña tienda al lado del Palau de la Música. En esa época ya confeccionaba todo tipo de prendas, desde pañuelos a vestidos, siendo ella quien trabajaba las telas de lino, las cosía y luego teñía.

Transición

Aún no involucrada en el mundo ciclista, en agosto de 2016 a Franka le regalaron un conjunto ciclista. Al probarlo, las sensaciones no fueron las mejores, se agobió y se sintió encerrada, como si se estuviera cociendo. Si ella se sintió así, seguro que mucha más gente también. Al trabajar con telas de calidad tenía unos estándares más elevados, de modo que sabía valorar lo bueno y tradicional.

De este modo, decidió dejar su pequeña tienda de Ciutat Vella y crear un producto que fuera cómodo para el ciclista. Quería proporcionar un material que no contaminara y que no fuera dañino y desagradable para el cuerpo. Además de eso, el ciclismo también es moda, se basa en patrones, formas, y colores, tal que vio la posibilidad de realizar un diseño atractivo y único a la vez que funcional.

Así pues, se centró en el proceso de teñir. Iba a la montaña y por los campos a recolectar todo tipo de plantas, hierbas y hojas, para luego usarlas en su taller para crear tintes y composiciones sobre telas naturales. En ese proceso se reencontró a sí misma y descubrió su verdadera pasión. Lo que de pequeña para ella era un juego, ahora le llenaba el espíritu. Así, en enero de 2017 empezó MÃÄD (My Ancient Affairs Dyed, ‘mis antiguos amores teñidos’ en español).

Proceso

Al poder ver en primera persona el proceso de teñir, entendimos la sutileza del método y la dedicación de Franka en crear cada una de las piezas. Todo empieza en un taller familiar de Poblenou donde cortan los patrones del maillot, que luego se llevan a Santa Coloma de Gramanet para coser. Después se lava, seca y a partir de ese momento empieza la magia.

Franka abre el maillot y lo extiende sobre la mesa del taller. Tiene varias hojas y ramas que ha cogido por la mañana y las coloca una a una en su sitio exacto para conseguir un ecoprint. El proceso parece aleatorio pero es preciso y elegante. La composición está acabada, sólo hace falta hacer un burrito, atarlo como un salami y ponerlo en un tinte de restos de comida. Parece que estemos cocinando ya que el taller de repente huele dulce.

Cada tinte es distinto. Los colores verdes, amarillos y marrones son más sencillos de plasmar que el rojo y azul. Además, durante el año cada planta o fruta madura en un tiempo concreto, por eso la paleta de colores y de plantas para el ecoprint varía en función de la estación. Las plantas tienen propiedades que conseguimos transmitir a la ropa a través del tinte. Así, MÃÄD te puede ayudar a ir más rápido o estar relajado en función de las plantas en el proceso de teñido.

Al cabo de media hora Franka saca el maillot, lo escurre y abre el ‘wrap’. A primera vista los colores son muy intensos y las formas de las hojas se han impregnado totalmente en la ropa. Lo cuelga a secar y ya podemos ver el estilo punk característico de MÃÄD. La musette que distingue cada una de sus creaciones con las marcas de los hilos es claramente visible, la ‘imperfección’ que aporta la sutil belleza a la prenda. Una vez seco lo tendremos que lavar, ¡y listo para usar! Pero antes, como que cada detalle importa, lo plancha y, además, como que cada prenda es única, Franka les pone una etiqueta personalizada con la ‘fecha de nacimiento’ antes de enviarla al cliente.

Producto

En MÃÄD podemos encontrar varios productos: maillot corto y largo, camiseta de MTB o camisetas interiores. Actualmente, estos son de lana de oveja merina, pero Franka también ha trabajado con bambú y está experimentando con viscosa de café. El diseño será totalmente único, no hay dos piezas que sean iguales, lo que caracteriza a la marca.

Tuvimos la suerte de probarnos unas cuantas piezas, y las sensaciones son difíciles de transmitir, como intentar describir los colores a alguien que nunca los ha visto. Las camisetas de lana al momento te abrazan y te transmiten cariño, mientras que el bambú es más fresco y de textura más lisa. Una vez en la bicicleta sus propiedades son excepcionales. Cuando estás subiendo y empiezas a sudar el material es totalmente transpirable de modo que no te empapas y te refrescas, al bajar te secas al momento y te abriga. Además de las propiedades térmicas, las fibras son antibacterianas, la tela no huele y evitaremos reacciones adversas en la piel. Un producto ideal para bikepacking, que además protege al 100% de los rayos UV en el caso de los tejidos vegetales. Finalmente, si te caes y desgarras la prenda, las fibras pueden fácilmente coserse, con lo que tendrás un producto duradero.

Referente al producto final las posibilidades son infinitas, desde los colores hasta las composiciones. Al ser colores de origen natural se crean patrones armoniosos donde todo combina y no desentona a la vista. Le podemos indicar a Franka como nos gustaría que fuera el acabado o dejar que ella nos sorprenda. Sus creaciones son obras de arte únicas que reflejan su persona, pero inspiradas siempre en el cliente. Al hacerse a mano, el abanico de medidas es más extenso, de modo que encontraremos siempre un tallaje perfecto.

Las telas y tintes utilizados son naturales y ecológicos. El proceso de corte y confección es local (todo en Barcelona) y el transporte se hace en bicicleta. Todos los tintes y materiales para el ecoprint se obtienen sin materiales químicos, con alternativas como plantas, restos vegetales o minerales, los cuales no generan residuos contaminantes. Así pues, el impacto ambiental es prácticamente nulo.

Como nos explica Franka, en 60 segundos te entra en el cuerpo el 26% de lo que te pones en contacto con la piel. Al ser telas y tintes naturales no tóxicos, no tendremos ninguna reacción adversa, sino todo lo contrario.

Filosofía

En la vida moderna no se valora el hecho de un producto confeccionado a mano, se pierde la esencia del artesano. Franka quiere transmitir todos sus valores a sus prendas optando por productos de calidad, proximidad, ecológicos y sostenibles, desde el inicio al final de la producción de la pieza. Al vivir en Barcelona, el producto más lejano proviene de Marruecos (Henna), y cuenta con una gran variedad de plantas autóctonas y otras introducidas que resultan perfectas para hacer tintes y ecoprints.

Su principal propósito es proveer una prenda que le haga bien al cliente y al planeta. Así, nos aleja del poliéster y nos acerca a lo natural como la lana y el mundo vegetal. Al final, para ella es más importante la funcionalidad y el impacto ecológico que el aspecto, aunque este sea espectacular.

Uno de sus últimos productos son unos parches blancos donde está bordado la palabra MÃÄD. Su idea es que lo coloques donde quieras y que tú mismo lo decores al pedalear. Un lienzo que refleja tu vida.

Eclipsados por tener la mejor bicicleta con los últimos componentes, a veces, nos volcamos tanto en su rendimiento que nos olvidamos de nosotros mismos. Sentirnos cómodos mientras pedaleamos va más allá de un bikefit, extendiéndose al calzado y casco pasando por la ropa. Hace unos años, Franka se dio cuenta de esto y decidió dedicar todos sus esfuerzos y conocimientos en crear MÃÄD, una marca de tintado natural y ecológico de ropa, no dañina para el medio ambiente, visualmente espectacular y, por encima de todo, tan cómoda que se adapta a cualquier situación. Porque el vestirse, como el comer y respirar, es una necesidad básica que nos protege del mundo exterior.