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GRAVAL 2024 2.0: Una emotiva aventura de bikepacking

La GRAVAL 2024 debía celebrarse el 1 de noviembre, pero las lluvias torrenciales y las inundaciones que afectaron al este de España, siendo la provincia de Valencia la más afectada, provocaron la comprensible decisión de suspender el evento. Un par de semanas después, los participantes recibieron la buena noticia de su reprogramación y, de repente, teníamos un objetivo con el que mantenernos motivados durante el período invernal. Queríamos rendir homenaje a todos los afectados por el desastre natural y también apoyar a Andrei, el organizador, en las difíciles decisiones que tuvo que tomar.

El recorrido original tuvo que modificarse, pero la esencia de la GRAVAL Bikepacking Adventure siguió siendo la misma: un desafío sin apoyo de 400 km y más de 7.500 metros de desnivel, en el que ir a rueda estaba permitido y el límite de tiempo se estableció en 60 horas, con salida el 28 de febrero a las 5 de la mañana.

Alrededor de 50 participantes, la mayoría de ellos locales o de regiones próximas, asumieron el desafío. Durante la reunión informativa del día anterior, hablamos con varios de ellos y nos dimos cuenta de las diversas estrategias. Algunos estaban convencidos de completar el reto sin parar a dormir, otros ya tenían alojamiento reservado y también había gente que prefería esperar a ver cómo respondía su cuerpo durante el día. ¿En qué grupo estábamos? La duda ofende.

Sector 1: Valencia – Navarrés

Tras un inicio neutralizado de 3 km que nos sacó de la ciudad, nos dirigimos al Parque Nacional de l’Albufera. Obviamente estaba oscuro por lo que no pudimos apreciar mucho de este particular entorno natural. Durante las primeras horas rodamos por los caminos (asfaltados y sin asfaltar) que utilizan los agricultores locales para acceder a las plantaciones de arroz.

La primera subida fue El Tello. En ese momento íbamos unos 10 ciclistas en cabeza. Cuando llegamos al descenso ya había algo de luz. Un segmento ondulado nos llevó a la subida de La Gitana, un muro de hormigón con rampas de más del 20%. Los siguientes kilómetros fueron probablemente nuestra parte favorita de la ruta, rodando por una zona expuesta con caminos de gravel anchos y en perfecto estado.

Descendimos casi de nuevo al nivel del mar y llegamos a Sumacàrcer. Allí, todos los que teníamos delante decidieron parar a desayunar pero nosotros seguimos pedaleando. Más o menos. Justo cuando dejábamos atrás el pequeño pueblo, empezaba el segmento de hike a bike. Ya estaba presente en la edición de 2023, así que consultamos con participantes anteriores cómo de transitable era. Como intuían, pudimos hacer algunos tramos en la bicicleta, pero la mayor parte del tiempo tocó empujar a pie. También aprovechamos este tramo lento para intentar enderezar el disco de freno que se nos había doblado por el impacto de una piedra, sin éxito. 310 km para el final y con frenos rozando, ¡emocionante!

Sector 2: Navarrés – Cofrentes

El primer control virtual estaba situado en Navarrés. A diferencia de los eventos con asistencia a los que estamos acostumbrados a acudir, aquí no había ningún puesto de avituallamiento, ni punto mecánico, ni absolutamente nadie aclamando nuestro nombre. Fue un momento de humildad. Bajamos las innumerables curvas cerradas desde la iglesia y continuamos con nuestro esfuerzo.

En España hay zonas muy remotas y pasamos por algunas de ellas. En el macizo del Caroche, situado entre las cordilleras Ibérica y Bética, hay pocos pueblos y ni siquiera se veía fauna salvaje. Aún no habíamos repostado y nos estábamos quedando sin agua. Nos dijeron que había una fuente en lo alto del Caroche, pero cuando llegamos, superando por primera vez en el día los 1.000 m de altitud, no la encontramos. El punto de avituallamiento más seguro era el CP2 de Cofrentes, a 35 km.

No es que tuviéramos mucha sed, porque las temperaturas eran templadas, pero ocho horas con dos bidones y una mochila de hidratación no era lo ideal. Cofrentes fue nuestra primera parada de verdad. Eran las 13.30 h, así que momento ideal para comer. Un bocadillo de tortilla, una dosis necesaria de cafeína en forma de espresso doble y dos botellas grandes de 1,5 l para asegurarnos de tener agua suficiente para el siguiente tramo.

Justo cuando salíamos del bar, entraron un par de participantes y, al parecer, dos más habían seguido adelante. Perder el liderato no fue un drama y empezar una persecución hubiera sido fatal a largo plazo. Simplemente nos centramos en el camino que teníamos por delante y encendimos la música por primera vez, porque empezábamos a necesitar algún tipo de motivación moral.

Sector 3: Cofrentes – Requena

En comparación con el trazado original, esta versión alternativa debido a las inundaciones de octubre presentaba un segmento más fácil entre el segundo y el tercer punto de control. Se eliminaron los diferentes cruces del río Magro y, con ello, algunas de las subidas ya no eran accesibles. Aún así, comprobamos de primera mano el impacto que tuvo el desastre de la Dana en toda la provincia, con carreteras y puentes siendo reconstruidos a diestro y siniestro.

¿Cómo es posible que estemos escribiendo esto menos de 48 horas después de cruzar la meta y no recordemos el tipo de terreno al que nos enfrentamos desde Cofrentes hasta Requena? Quizás perdimos algo de memoria en nuestra caída en el km 210. Para bien o para mal, había un fotógrafo delante de nosotros, así que al menos hay prueba de ello.

Sector 4: Requena – Chelva

Algunos vídeos en nuestro móvil nos recuerdan que pasamos por varios viñedos y pueblos antiguos, y después de Requena nos incorporamos a una carretera principal durante casi 20 km hasta Chera, de nuevo debido al desastre natural que obligó a reprogramar esta edición de GRAVAL. A mitad de camino nos adelantaron los dos corredores que creíamos que iban por delante, pero ellos habían parado a reabastecerse en Requena, mientras que nosotros teníamos previsto hacerlo en Chera. Eran claramente más rápidos, y pensábamos que no los volveríamos a ver.

Tras una rápida parada en un pequeño supermercado para comprar algo de comida salada para compensar todo lo azucarado que habíamos estado comiendo durante las 12 horas anteriores, estábamos listos para las últimas horas antes del atardecer, aunque había estado nublado todo el día. Probablemente no muchos participantes pudieron apreciar ese hermoso segmento dentro de la Reserva de la Biosfera de la UNESCO del Alto Turia durante el día, así que lo disfrutamos al máximo.

Cuando llegó el momento de encender las luces nos dimos cuenta de que habíamos perdido el frontal, seguramente en la caída. Llevábamos un faro delantero acoplado al soporte del GPS, pero no era el setup ideal para afrontar el terreno técnico que nos esperaba. Ya nos habíamos autoconvencido de aguantar toda la noche hasta llegar a meta, así que las horas restantes encima del sillín iban a ser interesantes, por decir algo.

Sector 5: Chelva – Valencia

El quinto y último punto de control virtual estaba en Chelva, a 280 km de la salida. Como se aprecia fácilmente viendo el perfil del recorrido, enlazamos tres subidas en las que acumulamos 1.500 metros de desnivel en 40 kilómetros. Lo único bueno es que, una vez alcanzada la cima Coppi de esta edición de GRAVAL, los 80 km restantes fueron principalmente de bajada.

Fue en la primera de ellas cuando vivimos nuestro punto más bajo. El terreno era demasiado rocoso, no habíamos visto a nadie en las últimas horas, a esa hora normalmente ya estábamos en la cama… Aceptamos que todo el mundo tiene que pasar por esos momentos al menos una vez en una prueba de ultradistancia, y adoptamos el lema “tunnel vision” –que está literalmente grabado en la potencia de nuestra bici de gravel– para seguir contando los kilómetros hasta llegar a nuestro objetivo final.

Alcanzamos al dúo de cabeza una última vez en nuestro camino hacia La Bellida, pero apenas hubo intercambio de palabras. Supusimos que se habían parado unos cientos de metros antes de la cima, situada a 1.329 de altitud, para ponerse todas las capas extra que tenían, algo que también teníamos que hacer nosotros en algún momento. Doble guante, doble calcetín grueso, y una fina chaqueta cortavientos. No llevamos nada más, y esperábamos que fuera suficiente para el largo descenso con temperaturas ligeramente por encima de cero.

Por suerte, la lluvia pronosticada se retrasó, así que al menos nos mantuvimos secos. Vimos las primeras luces de la civilización, pero todavía estaban muy lejos. Las indicaciones de navegación en nuestro Hammerhead señalando que debíamos seguir descendiendo por el mismo y revirado camino de gravel durante más de cinco kilómetros no eran muy alentadoras. En otra situación, con luz de día y frenos en perfecto estado, nos hubiera encantado, pero no en las circunstancias en las que nos encontrábamos. Habíamos perdido el apetito y no teníamos muchas ganas de beber nada frío. Sentíamos que nuestro cuerpo empezaba a resentir las consecuencias del esfuerzo prolongado y no teníamos a nadie a quien quiejarnos o pedir consejo. La ultradistancia es muy dura tanto física como mentalmente, más aún en solitario.

Final

Tras rodar a oscuras durante las últimas ocho horas, y perdernos varias veces en los kilómetros finales en un intento de preservar la batería restante de nuestro faro delantero y el GPS, llegamos a meta en Valencia. Eran las 3.30 de la madrugada del 1 de marzo, unos minutos después que la pareja antes mencionada. Primero hubo una meta virtual a la entrada de la ciudad y después un segmento neutro hasta la famosa Ciudad de las Artes y las Ciencias. Nos encontramos con un montón de gente preparándose para ir de fiesta y nos moríamos de ganas de gritarles: “¡Hemos hecho 22 horas en bici, con 408 km y 7.800 metros de desnivel, y estamos orgulloso de mí mismo!”, pero les dejamos hacer lo suyo.

Andrei nos estaba esperando y nos entregaró la medalla que nos certifica como finishers de la GRAVAL Bikepacking Adventure 2024 2.0. Aunque estábamos faltos de sueño, pasamos unos minutos allí para compartir nuestro feedback y agradecer el esfuerzo que hizo él y todo el equipo involucrado en el proyecto por no rendirse y reprogramar esta edición en lugar de cancelarla para que los entusiastas del ciclismo como nosotros pudiéramos tener un desafío de ultradistancia como objetivo durante los meses de invierno.

GRAVAL está creciendo y en los próximos meses se llevarán a cabo tres versiones diferentes del evento, todas ellas sin apoyo. La edición “oficial” de 2025 tendrá lugar el 30 de octubre, con un recorrido completamente diferente que llevará a los participantes más al sur. Aquellos que busquen un desafío extra pueden agregar a su calendario la GRAVAL Extreme y sus 800 km con 13.000 m de desnivel, y los amantes de la carretera entre nuestra audiencia estarán felices de saber que este año hay una versión de carretera del evento que se llevará a cabo el 2 de mayo, con 600 km y 11.000 m de desnivel positivo.