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Hutchinson Ranxo 2022: Ambiente local con un aliciente internacional

La Hutchinson Ranxo Gravel organizada por Klassmark fue la última prueba de las UCI World Gravel Series, y el terreno de Lleida sorprendió a todos aquellos que inicialmente subestimaron su dureza.

Como ya contamos anteriormente, los organizadores apostaron por incluir este evento en el calendario internacional para dar a conocer el territorio de la manera más sostenible posible. Lejos del mundo urbano, la zona agrícola de Lleida ofrece un entorno único para la práctica del gravel. Kilómetros y kilómetros de pistas anchas transcurren entre grandes extensiones de cultivo y pueblecitos rurales, permitiendo al ciclista montar en bicicleta sin interrupciones.

El nombre de la prueba está directamente relacionado con Ponts, el pueblo de partida. ‘Lo Ranxo’ es el plato típico que se prepara en la localidad el martes de Carnaval con alimentos que la gente dona de forma voluntaria y, aunque febrero aún está lejos, todos los participantes pudieron probar este manjar al acabar su esfuerzo.

Último tren

Al formar parte de las UCI World Gravel Series, esta segunda edición de Hutchinson Ranxo Gravel ha levantado aún más expectación de lo habitual en las conocidas pruebas de Klassmark. Además, siendo la última oportunidad para clasificarse para el Campeonato del Mundo de gravel que se celebra el 9 de octubre en Veneto, Italia, la parrilla de salida estaba repleta de participantes internacionales y corredores de mucho renombre.

La Hutchinson Ranxo Gravel contaba con tres distancias, siendo la Large, con 160 km y 2.050 m de desnivel positivo, la que contaba para las UCI Gravel World Series. Mirando el perfil, únicamente una subida inicial destacaba por encima de un terreno mayoritariamente llano, pero a la hora de la verdad los participantes tuvieron que hacer frente a un constante sube y baja que, sumado al ritmo impuesto en cabeza de carrera, resultó en un reto mayúsculo.

El reto en primera persona

Nosotros fuimos uno de los 550 participantes presentes en la línea de salida el domingo 18 de septiembre y, al no ser totalmente conocedores de la zona, también nos vimos sorprendidos por la exigencia física del recorrido. A pesar del terreno favorable, que incitaba a ir muy rápido, no podías bajar la guardia en ningún momento. La gravilla y la aridez del terreno, y algunas zonas más técnicas donde se acumulaban más piedras, te podían jugar una mala pasada en cualquier momento.

Pudimos comprobar en primera persona el ritmo frenético que hubo durante toda la carrera, y la ausencia de largas ascensiones provocaba que la carga muscular se concentrara en una zona concreta de las piernas. Además, la ausencia de montañas podía convertir el terreno en ocasiones muy monótono, especialmente si acababas rodando solo. Como siempre, la elección de neumáticos y, sobre todo, la presión de aire fue uno de los aspetos decisivos para poder estar en la cabeza de carrera.

Ritmo de élite mundial

En cuanto a los que se disputaron la victoria, un grupo de cuatro integrantes tomó ventaja tras la salida neutralizada y los perseguidores tuvieron que colaborar entre ellos para cerrar el hueco que abrieron en los 5 km iniciales de ascensión. Carlos Verona, que fue uno de los escapados, no levantó el pie una vez cazado por el resto y marcó un ritmo que, poco a poco, hizo descolgarse a los aspirantes a la victoria. La exigencia del gravel poco tiene que envidiar al ciclismo de carretera de máximo nivel, tal y como reflejan los 345 wattios normalizados que Carlos necesitó para ganar. El podio masculino lo completaron los también españoles José María SánchezDani Moreno, todos ellos completando el exigente recorrido en apenas cinco horas.

Tras una dura temporada en el ciclismo profesional de carretera, el corredor de Movistar Team alzó los brazos en su primera carrera en esta disciplina para él. Recientemente dejó saber a sus seguidores que este año tenía la intención de acabar la temporada de manera diferente con tal de amenizar su tiempo sobre la bici. Tras su victoria en Ranxo, la semana que viene estará en la Sea Otter Europe para tomar la partida en la Pirinexus, una carrera de 340 km con inicio en Girona y una incursión en los Pirineos. Antes de su merecido descanso viajará a Alemania para participar en la Grinduro.

La prueba en categoría femenina se inició a las 7:30, un cuarto de hora antes que los hombres, y Marta Romeu fue la dominadora de principio a fin. La corredora valenciana, experimentada en varias disciplinas ciclistas, aguantó la embestida del pelotón cabecero de hombres que venía por detrás y, tras rodar durante buena parte de la carrera con ellos, llegó a meta con veinte minutos de adelanto respecto a la británica Danielle Shrosbree.

Al igual que en el resto de las UCI Gravel World Series, además de los integrantes del podio, el 25% de los finishers por orden de llegada obtuvieron el pase para competir por el maillot arcoiris en los Campeonatos del Mundo.

Además del apartado estrictamente competitivo, la organización se encargó de que fuese un fin de semana completo, repleto de todo tipo de actividades y animando a los participantes a que llegaran con antelación y no solo para el día de la carrera. Una de las mayores novedades fue la presentación de “Las Olimpiadas Ranxeras” del sábado en el que los inscritos participaron en pruebas tales como lanzamiento de bicicletas, concurso de equilibrio, o duelos de reparar pinchazos.

Fotos: Klassmark archives