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Jeroboam Franciacorta 2021 con 3T

Aprovechando nuestra visita a la fábrica de 3T Cycling en Bérgamo el pasado mes de septiembre, tuvimos la oportunidad de participar en uno de los eventos más emblemáticos del panorama gravel: la Jeroboam Franciacorta. En esta pequeña localidad italiana tuvo origen, hace ya unos años y por iniciativa de 3T, lo que ahora reconocemos como Jeroboam Gravel Series, un conjunto de carreras organizadas alrededor del mundo y que se celebran con el fin de difundir el espíritu de aventura, afrontar nuevos retos y descubrir auténticos parajes naturales.

A pesar de disponer de varias opciones, nosotros nos decantamos por la rutade 150 km en la que escalamos grandes montañas, cruzamos frondosos bosques y nos perdimos entre viñedos infinitos. Así, hicimos un recorrido especialmente diseñado para descubrir la zona, la cual es famosa por su vino de aguja.

Jeroboam, la botella de 300 cc

Cuando los organizadores decidieron dar vida a este proyecto trataron de buscar un nombre que hiciera referencia a las zonas por las que transcurría el recorrido y que reflejase la grandeza del evento. Jeroboam es el nombre que se le otorga a una botella de 300 cc, lo que equivale a cuatro botellas de vino normales, y dicho nombre les encaja perfecto para bautizar este fantástico evento.

De aquí nace la distancia a recorrer en la prueba reina y en cada una de sus versiones más cortas. En función del reto al que cada uno quiere enfrentarse existen varias rutas: la Jeroboam 300 km, la Magnum 150 km y la Standard 75 km, ofreciendo así la mezcla perfecta entre reto físico y diversión en bicicleta para poder descubrir y experimentar las rutas en grava de la zona. Asimismo, con este espíritu de hacerlo apto para todos, también está la Demi 37.5 km pensada para ciclistas de todas las edades y familias.

Jeroboam Franciacorta 2021

Participamos en la edición de Franciacorta 2021, con base en el pueblo italiano de Erbosco. No se trata simplemente de una carrera, sino todo un festival alrededor del gravel. De este modo, el viernes, al ir a buscar los dorsales pudimos pasear por los stands de sponsors, la zona para los corredores y visitantes, y participar en alguna entrevista antes de la cena previa a la carrera.

El sábado por la mañana nos pusimos las calas y nos preparamos para afrontar los 150 km y 3.000 m de desnivel de la ruta Magnum. Al haber visitado anteriormente la fábrica de 3T y gracias a su proximidad al evento, estos nos invitaron a probar uno de los prototipos de la 3T Exploro RaceMax hechos en Italia. Corríamos junto a Enrique Romero, uno de los principales ingenieros de 3T, quien corrió con la edición limitada del 60 aniversario, y estábamos listos para empezar.

La carrera

Aún empezando un poco atrasados en la salida, pudimos alcanzar un gran grupo y así ganar unas cuantas posiciones. Las pistas de gravel por las que bordeamos las viñas eran muy pedregosas, de modo que costaba coger ritmo. Sin embargo, en el km 17 hubo un problema con el cambio de Enrique que pudimos reparar después de desmontar tanto el desviador como la cadena.

Al llegar al primer punto de control nos esperaba uno de los retos del día. Una subida de 10 km con un desnivel de 1.000 m. Después de adelantar a unos cuantos corredores que empujaban la bicicleta coronamos el ‘Corna di Sonclino’ y cambiamos de vertiente de montaña, pasando a estar rodeados de niebla y paisajes impresionantes.

Ya habíamos recorrido los primeros 50 km y las piernas empezaban a sentir el esfuerzo al intentar mantener un ritmo alto. Ya que aunque no íbamos en cabeza, queríamos recuperar posiciones. Tras un descenso y empalmar con una carretera ancha, empezamos a subir de nuevo y nos tocó empujar la bici por la dificultad e inclinación del terreno. El día se caracterizó por este terreno cambiante que no era fácil y contaba con pendientes exigentes.

A continuación, volvimos a bajar otro valle y encaramos el recorrido hacía una de las últimas ascensiones, mitad asfalto, mitad pista. Antes de alcanzar el segundo punto de control atravesamos una zona de minas con alguna que otra ‘sorpresa’.

Los últimos 50 kms eran más bien llanos y se podía rodar muy rápido. Cuando cruzamos Brescia y una zona de carril bici entre prados y viñas solo nos quedaban 10 km, pero estos eran de nuevo por caminos de piedra. Alrededor de las 17:30 llegamos a meta. Cansados después de la ruta todo en lo que podíamos pensar era el trozo de pizza que nos comeríamos al bajarnos de la bici.

Sin duda, Jeroboam es un evento digno de su reputación que, aún teniendo dos tercios de asfalto y el resto pista, camino o sendero, no fue del todo fácil. Respecto a las bicicletas 3T sólo tenemos comentarios positivos, ya que nos permitieron rodar rápido en las partes llanas y a la vez disfrutar de las bajadas técnicas entre piedras, verdaderas herramientas pensadas para cualquier terreno.