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L’Eroica, herencia en movimiento

Bartali y Coppi, dos símbolos del ciclismo italiano y dos referentes que marcaron la niñez de Giancarlo Brocci, fundador de uno de los eventos ciclistas no competitivos más reconocibles en todo el mundo, L’Eroica. Una forma de entender el ciclismo fundamentada en el pasado, pero con visión de futuro.

El evento que lleva celebrándose de forma ininterrumpida desde su primera edición en 1997, tiene un importante reto en sus ediciones de 2020. La situación actual ha provocado que muchos eventos, a todos los niveles, tanto locales como grandes pruebas, de aficionados o profesionales, tengan que cancelarse o no se sepa cuando podrán celebrarse, ajustar tempos, patrocinios y tener los permisos de las autoridades sanitarias no es tarea fácil. Desde L’Eroica,  lejos de anunciar cancelaciones, están realizando grandes esfuerzos para posponer los eventos y lograr que se puedan llevar a cabo. De momento se ha fijado un calendario, que se espera sea definitivo, para sus distintos eventos por todo el globo en este convulso 2020.

Pero para entender la importancia de esta  fiesta de la bicicleta, marcada en rojo en el calendario de todo aficionado a las marchas cicloturistas, vamos a situarnos en contexto. 

Hay que remontarse a 1995, cuando Giancarlo Brocci pensó en organizar una marcha cicloturista en honor a Gino Bartali, héroe local, la cual llevó a cabo con éxito. Dos años más tarde, y con otro concepto en mente, los participantes en la Granfondo, podían participar sin coste alguno en una nueva marcha, la cual quería rememorar las rutas de grava de antaño, ciclismo entre polvo y viñedos en la región de la Toscana, rutas recorridas por los grandes corredores italianos del pasado. La prueba daba cabida a cualquier tipo de bicicleta, pero había una especial atención para las bicicletas clásicas, con premios cual certamen de belleza, esto animó a los participantes a utilizar indumentarias de distintas décadas, ataviados con chichoneras, boinas, neumáticos al hombro y bidones metálicos.

La pasión por el ciclismo clásico sigue viva, en la era del carbono, el acero gana adeptos y la nostalgia del pasado goza de buena salud en el mundo de las dos ruedas, L’Eroica ha sabido canalizar esta pasión y crecer exponencialmente, de los 92 participantes en la primera edición han pasado a 7500, en un formato que abarca a todo tipo de aficionados, con recorridos adaptados a cualquier dificultad que se busque, los corredores participan en una fiesta, una oda al ciclismo como se entendía en el pasado.

El evento original, que se desarrolla en la región de Chianti, no es el único que se lleva a cabo cada año, se han separado los formatos y ampliado las localizaciones. Actualmente existen eventos llamados NOVA Eroica, en los cuales pueden participar bicicletas modernas y la lycra es bienvenida. Por otro lado, y con el formato old school marca de la casa, existen marchas de L’Eroica en Estados Unidos, España, Reino Unido, Alemania, Italia (tres), Sudáfrica y Japón, donde participan entusiastas de todos los rincones del globo.

Lo que empezó gestionado por un puñado de amigos que de forma altruista organizaban las primeras ediciones, ha evolucionado un evento global, que se complementa con un Club exclusivo, una bicicleta en colaboración con Bianchi e incluso una cadena de cafeterías temáticas, en Barcelona, Brolio y Padova.

L’Eroica se ha convertido en un nombre mundialmente reconocido, rodeada de grandes marcas pero, no obstante, creemos que sin perder la esencia que la ha hecho famosa. Pasión y herencia como principal forma de entender el ciclismo.

Fotos de Paolo Penni / L’ Eroica

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