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Mountains, de Michael Blann

En el mundo de fotografía de ciclismo, Michael Blann es un artista reconocido, no por sus retratos, estampas, o fotos de la acción, sino por sus instantáneas con todo detalle de los increíbles paisajes y lugares en los que se desarrollan las Grandes Vueltas. Le gusta alejarse de todo el caos de los corredores, espectadores, tráfico y medios, para visualizar la escena completa. Un escenario en el que todo ese desorden no es el centro atención pero una pequeña parte de todo lo que lo rodea, las montañas. Hace unos días tuvimos la oportunidad de hablar con Michael, acerca de su vida, su trabajo y proyectos, y sus pasiones.

Introducción

Michael Blann es un fotógrafo establecido en Londres. Michael creció en la costa sur de Inglaterra, donde se aficionó al ciclismo. A medida que progresaba en el deporte, se trasladó a Australia para competir en un equipo profesional, pero después de un año se dió cuenta que eso no iba a funcionar. Al volver al Reino Unido se licenció en ilustración, mostrando un especial interés por técnicas de grabado e impresión, y fotografía. Aunque le encantaba buscar viejas fotografías en mercadillos y transformarlas en impresiones artísticas, pasó trabajar en una agencia de publicidad. Normalmente era el director técnico del estudio pero, en campañas pequeñas, era él mismo quien tomaba fotos. Así, empezó a construir un portfolio que le ayudó al cabo de un tiempo a establecerse como freelancer y luego conseguir un trabajo en Getty Images. Después de 6 años ahí ganó mucha experiencia, escaló en la pirámide y se estableció como fotógrafo profesional.

En su caso, el ciclismo vino antes que la fotografía, pero no consiguió establecer una conexión hasta que dejó Getty Images y se convirtió en freelancer de nuevo. Su primer trabajo relacionado con el ciclismo consistió en una sesión para el equipo Sky, que acababa de fichar a Sir Bradley Wiggins. Para esos entonces hubo un ‘boom’ en el ciclismo en el Reino Unido, y más dinero se destinó al marketing. De este modo, el número de campañas de productos ciclistas aumentó, con lo que ganó más nombre en el sector. Actualmente, al menos la mitad de sus proyectos están relacionados con el ciclismo.

Mountains: Epic cycling climbs

Al poco tiempo de establecerse como freelancer, mientras estaba en una campaña en Mallorca, a Michael le pidieron algunas instantáneas de paisajes, lo que resultó en un punto de inflexión. Se dió cuenta que casi todos los fotógrafos de ciclismo van detrás de una moto, capturando toda la acción, pero ninguno de ellos se aleja de la carretera para conseguir una panorámica. Esa idea realmente le fascinó, así pues se embarcó en un proyecto personal en el que retratar, cartografiar y registrar todos los ascensos famosos de las Grandes Vueltas.

Cuando Michael se aficionó al ciclismo (mitades de los 80), era la primera vez que se retransmitía en televisión. En un programa de 30 minutos de lo más destacado del día, descubrió puertos y montañas del Tour que nunca había escuchado y no sabía dónde estaban. ‘¿Estaba el Tourmalet cerca del Aspin?’ A medida que el proyecto se desarrolló empezó a unir la historia y lo que recordaba de su juventud a los épicos puertos que estaba fotografiando.

La montaña es famosa por su historia, pero también aporta algo, es la plataforma donde se desarrolla la carrera. Le llamamos providencia. Alpe-d’Huez no sería famoso si no fuera por LeMond. Acabas conectando estas historias al paisaje, de modo que el proyecto Mountains ha consistido en unir la historia al paisaje mediante una amplia vista del lugar.

La idea principal era estar en una posición alejada de la acción. Michael usaba una cámara de medio formato que, aún la distancia, le permitía alcanzar un detalle increíble. De este modo conseguía imágenes de espacios enormes con alta resolución y pequeñas burbujas de acción.

Puedes ver la acción, pero todo lo que escuchas es el sonido de la montaña, ya sea un pequeño arroyo o unos pájaros, no oyes toda la locura de la carretera. Todo es distante.

El proceso para obtener estas cautivadoras imágenes es relativamente sencillo pero mágico. Primero sube el puerto en bicicleta, ya que lo disfruta y lo hace a la perfecta velocidad para saber de dónde viene la luz, donde situarse, y a qué hora. Una vez arriba, desciende para conducir hacia el lugar indicado, aparcar y caminar. Con todo su equipo en la espalda (trípode, objetivos, cámara y ordenador) llega al sitio perfecto y prepara todo el equipo. Si se encuentra en una carrera quizás sólo vuelva con una fotografía, pero si no es el caso, camina durante bastante rato para conseguir muchos puntos de vista distintos. Al final también ha descubierto una pasión por el senderismo.

Sin embargo, en estas situaciones no todo es ideal. Se ha encontrado en etapas del Tour en las que salía de la tienda en mitad de los Pirineos y el tiempo era perfecto, pero en otras ocasiones no veía más allá de 3 metros. Durante estos años ha podido fotografiar el monte Ventoux cuando Froome cayó, o ha visto la Marmolada (Dolomitas) a vista de pájaro en invierno. A su vez, también se ha encontrado en situaciones arriesgadas, como cuando una piedra de 500 kg se deslizó debajo de sus pies al ponerse encima.

El proyecto no fue inicialmente pensado para convertirse en un libro, pero al ir juntando más y más material se formó un buen portfolio. Después de mostrárselo a unas cuantas personas, eventualmente se publicó en Londres con gran éxito. El trabajo de 3 años, en 2016, se publicó en el libro titulado ‘Mountains: Epic cycling climbs’. A día de hoy podemos encontrar la segunda edición, la cual cuenta con más imágenes, puertos y entrevistas.

El libro está compuesto de imágenes extraordinarias a pàgina completa de los puertos más conocidos de los Alpes y los Pirineos, con algunos extra de España. El detalle en las imágenes es sorprendente, casi como si estuvieras contemplando el paisaje ahí mismo. Además, incluye anécdotas y comentarios de corredores profesionales famosos, y una descripción y perfil de los puertos más emblemáticos. En resumen, una compilación esencial.

Impresiones

En sus comienzos, Michael estaba fascinado por la impresión, usando viejos procesos fotográficos como litografía, serigrafía de plata, cianotipia azul, o marrón Van Dyke. Sin embargo, eventualmente pasó a la fotografía. Pero la fotografía y la impresión están fuertemente relacionadas, ya que su finalidad no es quedarse en un archivo digital sino ser imprimida. Con esto, Michael aún está fascinado por las impresiones y ver su trabajo impreso.

Como sociedad, estamos acostumbrados a ver muchas cosas de manera digital y nos perdemos un montón. Echamos vistazos rápidos sin prestar atención, de modo que ver impresiones es un poco como mi fotografía. Desaceleras el proceso y te tomas un tiempo para examinarlo.

En su caso particular, la cantidad de detalle de sus fotografías no se puede apreciar en pantallas normales o de teléfono. Una vez impresas, las instantáneas tiene un ancho de hasta 1.5 m, lo que permite sumergirse en el momento de la captura y apreciar pequeños detalles que no se hubieran visto de otro modo.

En una foto del Col d’Aubisque, no fue hasta que la imprimí que me dí cuenta que había un pequeño hombre en el monte, en la parte derecha de la imágen. Es realmente bonito ver estos detalles.

Otro aspecto importante es configurar adecuadamente la impresora con la pantalla. Al tener un sitio de confianza en Londres para hacer todas sus impresiones y ediciones, ha conseguido que cambios sutiles en el color puedan cambiar la percepción y la relación que se establece entre el espectador y la imágen. Aunque a veces solo tome una fotografía al día, la calidad de estas merece todo el tiempo y esfuerzo puesto en ellas, siempre mejor apreciado en las impresiones.

Otros proyectos

Viniendo de la industria publicitaria, comparado con otros fotógrafos de ciclismo, él es un experto en sesiones de interior ya que entiende la luz. Gracias a esto ha trabajado en campañas de productos como Shimano o Zwift. Para el último, sobre el que hemos visto imágenes durante los últimos meses, la producción fue extraordinaria, trabajando con ciclistas de renombre y un gran equipo técnico detrás.

En el futuro, Michael se planta publicar una edición exclusiva de lujo del libro con un número limitado de copias. También se está planteando hacer una versión mundial, capturando la esencia de los puertos y montañas más asombrosas del planeta. Pero de mientras, espera poder montarse en un helicóptero en la edición de este año de La Vuelta, lo que resultará en imágenes extraordinarias ya que, según él, el tiempo será perfecto.

Hemos tenido la posibilidad de tener el libro de Michael en nuestras manos y, seas amante o no del ciclismo, vale totalmente la pena. En el siguiente link podrás conseguir una copia.

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