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Serbia Upside Down: Una aventura gravel de ensueño

Una de las bellezas del ciclismo es la libertad que ofrece. Aunque simplemente te muevas por tu ciudad y descubras lugares ocultos, o te alejes a tierras lejanas y remotas, la bicicleta siempre te permite salir de tu zona de confort hacia lo desconocido. Esta es la idea que el equipo de Upside Down tenía en mente, aventurarse en lugares no tan conocidos por el ciclismo pero con un gran potencial. Además, con el creciente número de aficionados al gravel, la elección de esta disciplina permitió que el número de posibilidades aumentara exponencialmente. Europa del Este es el patio de recreo ideal para esto, con una red interminable de caminos de gravilla interconectados lejos de las densas ciudades que te permiten explorar y perderte en la naturaleza. Con esto nació la idea de un viaje organizado a través de Serbia, el Serbia Upside Down.

Acerca de Upside Down

La idea del proyecto surge de intentar pensar qué representa Serbia para todas las personas del mundo. Los organizadores sintieron que la cultura, el patrimonio, la gente y los valores serbios permanecen de alguna manera ocultos y desconocidos. En general, Serbia no es un destino turístico, siendo la capital Belgrado el lugar más visitado, hace que todos los pequeños pueblos y caminos rurales resulten remotos. Con esto, encontraron la oportunidad de revelar todos los secretos a los que solo se puede llegar en bicicleta. Pero no cualquiera sino en bicicletas de gravel, ya que permiten conectar sierras de picos montañosos y pueblos pintorescos a través de caminos rurales sinuosos, bosques verdes y campos dorados. De esta manera, se organizó un viaje con personas de diferentes culturas para mostrar la joya escondida y el destino alternativo que puede ser Serbia.

Serbia Upside Down 2021 fue la historia de ocho aventureros de Serbia y Alemania que, juntos, atravesaron las cadenas montañosas occidentales de Serbia para revelar y acercar los asombrosos paisajes al mundo. Después de la experiencia del año pasado, la cual se vio drásticamente afectada por la pandemia y consistió en dos grupos separados de cuatro personas cada uno en Alemania o Serbia, este año todos pudieron reunirse y hacer el viaje juntos. Por lo tanto, pudieron descubrir la región, conocerse mutuamente, intercambiar su patrimonio y cultura, y compartir toda la experiencia para finalmente mostrar y enviar una imagen diferente desde los ojos de ambas naciones.

El viaje

En términos de números, el viaje consistió en una aventura de cinco días a través de las montañas del oeste de Serbia, cubriendo 500 km y 11.000 metros de desnivel a través de caminos de gravilla y algunos tramos de asfalto menos transitados para conectar (la ruta Komoot puede ser encontrada aquí). De esta manera, se sumergieron en la belleza de la región, sin ser molestados por el tráfico ni calles abarrotadas, para dejar fluir su mente y alma y así disfrutar plenamente de la experiencia.

El 20 de julio, los ocho aventureros iniciaron el viaje desde Valjevo, todos dudando si cubiertas de 40 mm de ancho o si la piñonera 11/42 serían suficientes. El día era frío, brumoso y lluvioso, pero la motivación era alta. Después del ritual matutino, empezaron lo que sería una jornada de 10 horas en bicicleta por caminos desconocidos y un clima inestable. La mañana lluviosa dejó un entorno escénico, con colores gris oscuro, verde y azul intenso. Después de un ascenso de 15 km, llegaron al mirador de la puerta de Podrinje, un momento de satisfacción y un punto de inflexión para los corredores alemanes al darse cuenta de que lo acontecería en esos días sería algo especial y auténtico.

Todo el viaje fue una verdadera inmersión en Serbia. La ruta diseñada resultó en gemas inesperadas. Hacían una media de 100 km y 2.200 m por día pero el cansancio acumulado no molestó al grupo. Conquistaron la montaña Tara, rodearon el lago Zaovine, pasaron por caminos de grava que se convirtieron en senderos de MTB y se aislaron entre colinas y bosques. Un momento indescriptible fue cuando pasaron por la montaña Zlatibor, mientras atravesaban un paisaje dorado de colinas de alta hierba seca, sintiéndose como si estuvieran en la pampa argentina o en Kansas. Un tramo de asfalto les permitió mover las piernas, pero no por mucho tiempo, ya que tuvieron que cruzar algunos arroyos antes de llegar al lago Zlastarsko donde, sin ningún miramiento, se metieron en remojo durante un rato. Una completa sensación de libertad rodeaba el ambiente, sin horarios, paradas organizadas ni velocidad media.

A lo largo del valle de Uvac, disfrutaron de un camino sinuoso y de un momento de asombro por la naturaleza en su estado más puro. Para su sorpresa, un ex-ciclista local de MTB se unió a ellos en el último día y sugirió algunos cambios en la ruta a la montaña Golija, alcanzando el punto más alto de la ruta a 1.748 m. Como lo describen los participantes, los últimos kilómetros que marcaron el final de todo su viaje por Serbia Upside Down fueron muy sentimentales. Estaban impresionados y emocionados, pero aún llenos de adrenalina y felicidad cuando llegaron a Kopaonik. Algunos problemas técnicos como desviadores, pastillas de freno o pinchazos durante el viaje no fueron nada comparados con la ruta que habían recorrido juntos, contando kilómetros, buenos momentos, risas y haciendo un vínculo inquebrantable.

Más que bicicleta

Además de rodar juntos, el grupo también compartió momentos de convivencia como la noche y las comidas juntos, lo que se traduce en más unión y amistad. La mayor parte de las noches solían albergarse en refugios de montaña o pequeñas cabañas, buscando un momento agradable para relajarse, con excepción de un día que parte del grupo tuvo que dormir afuera en tiendas de campaña y justamente ese día llovió mucho, lo que les impidió poder descansar bien.

La comida siempre es una gran parte de la cultura de una nación y el viaje fue un claro ejemplo. Podían disfrutar de algunas especialidades locales como el panecillo horneado relleno de huevo y queso cocido en horno de piedra (komplet lepinja), cordero asado bajo la campana (jagnjetina ispod sača), rollitos de repollo relleno o el pastel de queso y carne picada (burek), que es el plato balcánico favorito de Lael Wilcox. Además, no podía faltar la bebida típica de Serbia, la rakia, su licor destilado favorito que ayudó a relajar los ánimos después de la ruta. Además de preparar comidas, mientras cabalgaban por los bosques, atravesaron árboles de frambuesa, comiendo directamente de la madre naturaleza y conectándose con ella.

Tras esta exitosa edición, los chicos de Upside Down ya están preparando la edición del próximo año que tendrá lugar entre el 13 y el 17 de julio de 2022.

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