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Aventura todoterreno en Suiza

Vivir en los Países Bajos tiene multitud de aspectos positivos pero, desafortunadamente, no es el lugar ideal si deseas acumular desnivel al montar con tu bicicleta. Para compensarlo, uno puede elegir viajar al extranjero, lo que en muchas ocasiones te permite descubrir nuevos lugares y hacer cosas que parecen imposibles en tu propia región. Este es el motivo por el que todos nosotros buscamos escapar de nuestro lugar de residencia en búsqueda de nuevas experiencias, pero en ocasiones como esta, tras varios meses encerrados, uno se pregunta si será capaz de superar las empinadas carreteras o senderos. Sin embargo, siempre estamos deseosos del siguiente reto, sin importar lo difícil que pueda ser en un primer momento.

Hace varias semanas, Iris Slappendel y Yorit Kluitman dejaron atrás la planicie del país neerlandés para irse de aventura a Suiza, un lugar conocido por sus pendientes. Ambos son diseñadores, y su pasión por la bicicleta es otra de las cosas que tienen en común. Iris es una ex ciclista profesional y la directora ejecutiva de la Cyclists’ Alliance, el grupo independiente que apoya al pelotón femenino y representa sus intereses a la hora de negociar con equipos y organizaciones. Ella ha tenido un papel fundamental a la hora de promover cambios positivos para las mujeres en el ciclismo.

Siendo conocedores de la carga de trabajo a la que ella y su equipo han tenido que hacer frente en cuanto al cumplimiento de las normas de la COVID-19 por parte de equipos y organizadores, este viaje a bien seguro le ha dado el aire fresco y las pilas que necesitaba para afrontar las siguientes semanas. También está claro que estas aventuras potencian la creatividad y aportan nuevas ideas, algo valioso para su vida personal y profesional, como el proyecto I R I S que inició en 2017.

Durante su tiempo en el pelotón, ella disfrutó del éxito colectivo en los equipos que compitió, pero también fue capaz de conseguir varias victorias individuales de relevancia, incluyendo el campeonato nacional de carretera en 2014. Compartió equipo con superestrellas actuales como Marianne Vos, Annemiek Van Vleuten o Ashleigh Moolman. Una de sus talentosas ex compañeras, Emma Pooley, fue la anfitriona durante el fin de semana y les enseñó el jardín de su casa.

“Sabiendo que una ruta con Emma no sería un paseo por el parque, me aseguré de estar preparada. Traje suficientes Snickers, sándwiches, cámaras de recambio, chocolate, café, gominolas y vino (ya sabes, cosas esenciales) para sobrevivir durante dos días. Emma me envió quince opciones de ruta diferentes la semana anterior para asegurarse de que yo estaría totalmente confusa y a ciegas acerca del plan para el viaje. Afortunadamente trajo varios amigos con ella, lo que me tranquilizó ya que no sería la única a la que ella tendría que esperar en cada subida”.

Partiendo del pequeño pueblo Hausen-am-Albis, cerca de Zúrich, organizaron una ruta todoterreno de dos días que circuló a través de Muotathal, llegando hasta el Chinzig Pass y luego de nuevo el camino de vuelta. Conocedores de la variedad de condiciones que se encontrarían,  varios integrantes realizaron el recorrido en bicicletas de gravel mientras que el resto se decantó por bicicletas de montaña. Montaron el campamento unos pocos kilómetros más allá de la cima, desde donde pudieron presenciar la puesta de sol y el posterior amanecer.

El área de Muotathal es un impresionante valle verde lleno de senderos a través de bosques y cascadas, donde el placer de montar en bici por las praderas compensa el dolor en las piernas causado por el desnivel acumulado.

“El país es tan limpio, organizado y bonito que casi te hace daño a los ojos. Y las vistas no hacían más que mejorar proporcionalmente a la cifra de metros ascendidos. ¡El Chinzig Pass es largo, alto e impresionante! Finalmente pudimos beber el vino que trajimos con nosotros, con la compañía de muchas vacas y el sonido de sus campanas”.

El segundo día no trató simplemente de deshacer el camino hecho la jornada anterior, e implicó varios segmentos en los que tuvieron que llevar la bici a cuestas pero, una vez más, las vistas hicieron que valiera la pena. Muchos dicen que lo que sube siempre acaba bajando, pero a veces no funciona exactamente así. Acumularon cerca de 5.000 metros de ascenso entre los dos días, algo a lo que un local de la región puede estar acostumbrado pero no la gente que vive en una de las partes más llanas del continente.

“Fue genial hacer nuevos amigos en este corto viaje. No es necesario competir juntos durante años para establecer una conexión, ¡se puede hacer en dos días de aventura con la bici!”

Una dosis de gravel y subidas es necesaria de vez en cuando, y los afortunados que pueden salir de casa y elegir qué bici o terreno para su ruta nunca deberían dar este placer por sentado. Déjate inspirar por la colección de Iris en Komoot y comienza a planear desde ya tu siguiente aventura.

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