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Vallès Classics 2023: Persiguiendo los dragones de las clásicas

Hay cinco monumentos en el ciclismo, todos con distancias excepcionales y características especiales como pavé, subidas explosivas o famosas ascensiones que los hacen aún más interesantes. Siempre es una maravilla ver a los mejores ciclistas profesionales compitiendo en esos escenarios, pero como espectadores no podemos evitar preguntarnos cómo sería recorrer esos trazados. Para los que viven en la zona del Benelux y el norte de Francia, es fácil visitar el Mur de Huy o los sectores de adoquines que llevan a Roubaix. Sin embargo, la logística para los aficionados no locales es mucho más complicada.

El evento Vallès Classics aparece como una forma de poder acercar las condiciones típicas de las clásicas de primavera a los ciclistas amateur de Cataluña y alrededores. Además, está diseñado de tal modo que puedas descubrir la región del Vallès (20 km al norte de Barcelona), y hacer nuevos amigos en el camino.

La tercera edición de este evento tuvo lugar el pasado 23 de abril, con un nuevo recorrido y un total de 50 participantes femeninas y 50 masculinas. Como Ismael López, la mente pensante detrás de este proyecto, diría: ‘fue un hermoso día de ciclismo’.

Una fecha especial para el evento

La fecha elegida para el ‘opening party’ no podía pasarse por alto, ya que Sant Jordi es un día mágico y festivo en Cataluña en el que el ambiente se llena de libros y rosas. Eso marcó el tema de la ruta y, cuando echamos un vistazo al trazado de 110 km con 1.500 m de desnivel, sus caminos sinuosos en forma de sierra nos recordaron la espina de un dragón.

El punto de partida se encontraba en Santa Perpètua de la Mogoda, y tras un café y un croissant comenzamos a afrontar los 15 sectores especiales, con mezcla de sterrato y pavé. El horario de salida era abierto, por lo que entre las 8h y las 10h la gente fue llegando y partiendo a cuentagotas para evitar aglomerarse en grandes pelotones.

El primer sector de sterrato ya nos dejó boquiabiertos, ya que el camino sinuoso de gravilla blanca subía a una pequeña colina rodeada de verdes campos de trigo que contrastaban con el azul profundo del cielo. Ese sería el paisaje de nuestro día, así como algunos bosques de pinos, campos amarillentos y tramos de transición por zonas residenciales o industriales.

Uno de los platos fuertes de la jornada fue el pavé de El Pasqualet en Caldes de Montbui, un tramo de tres estrellas de 1,5 kilómetros de longitud digno del norte, con una parte central rodadora de adoquines, adoquines a los lados más abiertos y una línea lateral de gravilla. El final del pavé se transformó en un punto de encuentro, donde los participantes se detuvieron para tomar una foto o simplemente comentar lo dura que fue esa sección y cómo eso se extrapolaría a una clásica real.

A mitad de la ruta nos encontramos con una de las mejores panaderías de la zona, el Pessic en la Garriga. A pesar de que no había gofres, los croissants cumplieron con su reputación, y quien decidió descansar allí pudo disfrutar de uno mientras pequeños grupos iban y venían. Estando en el centro del pueblo, los peatones que deambulaban de camino a comprar un libro y una rosa nos miraron curiosamente sin saber por qué estábamos todos llenos de polvo y con tantas ganas de comer.

Esa pausa nos ayudó a recuperarnos y nos dirigimos a una sección de gravilla llena de baches que se convirtió en un muro de asfalto con partes a más del 12%. En ese momento el sol estaba alto y el calor comenzó a pasar factura. Sin embargo, habíamos llegado al punto más alto de la ruta, por lo que a partir de ahí sería cuesta abajo, o eso es lo que hubiésemos deseado.

Los últimos kilómetros nos devolvieron al inicio a través de una carretera bastante transitada que valió la pena tomar ya que nos llevó una vez más a caminos aislados de gravilla blanca y algunas cuestas inesperadas. De vuelta al punto de partida, todos lucíamos una sonrisa de satisfacción. La ruta había sido dura pero al mismo tiempo completamente factible en nuestra bicicleta de carretera, solo tuvimos que buscar la buena trazada en los sterratos y pavé. Cubiertos de polvo, la gente se reunió para compartir las anécdotas de la salida alrededor de una bebida y una comida más que merecida.

Isma lo había vuelto a hacer. Fue capaz de reunir a muchos ciclistas aficionados de todas partes con el único objetivo de disfrutar y explorar en bicicleta. Había diseñado un recorrido increíble con todas las características que se pueden esperar de una carrera clásica y una distancia adaptada a todos los niveles. Vallès Classics representa una celebración del ciclismo de carretera en su esencia, disponible para todos los que quieran aventurarse en una ruta diferente y en la región natal de Isma, el Vallès.

El track está disponible para todos en este enlace.