Con origen en el corazón de Flandes, la marca Van Rysel, diseña bicicletas pensando en los ciclistas más exigentes que buscan el máximo rendimiento. Trabajan mano a mano con el pelotón profesional y eso significa un grado de exigencia muy alto. Sin embargo, ese mismo factor les permite conseguir diseñar unas bicicletas con grandes prestaciones.
En la sede central la marca, en Lille (Francia), llevan tiempo trabajando en un proyecto realmente prometedor. ¿Mejorar lo inmejorable? Tal vez el objetivo era ambicioso pero, como se suele decir, nada es imposible. El equipo de ingeniería de la marca francesa se fijó la meta de conseguir la bicicleta perfecta para carreras de gran velocidad y sin grandes desniveles basándose en su actual modelo RCR, y fue entonces cuando nació la RCR-F.
Un objetivo claro: ser la más veloz
El trabajo y las horas invertidas en el túnel de viento para el desarrollo de esta nueva bici probablemente son incontables. Pero, si tenemos en cuenta que partían de una gran bicicleta como la Van Rysel RCR para hacer otra aún mejor, suponía un reto nada fácil de alcanzar.
Analizaron muchos perfiles de carreras y trabajaron basándose en multitud de variables: desnivel positivo, viento, velocidad en carrera, rol del ciclista, peso y potencia. Una vez tuvieron los resultados, llegaron a la conclusión de que había margen de mejora para diseñar una bici más rápida. Los ingenieros soñaron con superar los límites de la aerodinámica y la rigidez para carreras de alta velocidad y poco desnivel acumulado, por lo que se pusieron a trabajar para dar forma a la bici que hoy conocemos.
Según Van Rysel, han conseguido un ahorro de 13,6 vatios, en comparación con la RCR, a una velocidad de 45 km/h. Si tenemos en cuenta los números que se están obteniendo a día de hoy en el WorldTour, estamos hablando de una mejora sustancial. Podríamos decir que es una bici ideal para clásicas de un día sin grandes desniveles, etapas llanas con final al sprint o, incluso, en etapas de media montaña sin grandes ascensos.
RCR-F al detalle
Durante todo el proceso de diseño de la bicicleta, el equipo de trabajo ha mimado todas y cada una de las fases para obtener el mejor equilibrio posible entre aerodinámica, rigidez, y peso. Parte de este trabajo se ha basado en estudios CFD (Computational Fluid Dynamics) que permiten hacer simulaciones digitales para analizar, visualizar y optimizar la fricción del aire contra un objeto. Gracias a esto han realizado todos los ajustes necesarios para tener ganancias aerodinámicas en muchos elementos tanto de la horquilla como en cuadro.
La fabricación en carbono ha jugado un papel clave para lograr un peso excepcionalmente bajo (7,7 kg en una talla M para su montaje de más alta gama) sin comprometer la rigidez general de la bicicleta. Al orientar estratégicamente las fibras, los ingenieros pueden reforzar áreas específicas del cuadro para lograr la máxima rigidez y resistencia. En lo que se refiere al peso y con el fin de priorizar la aerodinámica, se han aligerado al máximo todos los componentes garantizando su fiabilidad y durabilidad.
El manillar es una de las piezas clave de este rompecabezas y, es por ello, los ingenieros de Van Rysel decidieron diseñar, en colaboración con Deda, uno que cumpliera con todos los requerimientos de aerodinámica y ergonomía. Realizaron muchas pruebas hasta dar con el modelo definitivo. Es más rápido, más cómodo y maximiza el agarre gracias a los drops que específicamente han ingeniado y que han bautizado como Ergodrops. Además, esta mejora, ayuda a posicionar las muñecas para minimizar la superficie frontal del ciclista y perfeccionar su posición contra el viento.
Si pasamos a las ruedas, decidieron acudir a Swiss Side, sin duda una de las marcas referentes en aerodinámica en el mundo del ciclismo. Junto a ellos, trabajaron para dar con la mejor y más óptima opción para la RCR-F. Tras varios pruebas en el túnel de viento, escogieron el modelo HADRON² 625 con la posibilidad de montar neumáticos de hasta 33 mm.
Por último y no menos importante, el diseño de pintura también ha sido decisivo a la hora de aligerar el peso total de la bicicleta. Ofrecen una primera opción que combina carbono visto con una parte de la bici con pintura, y la opción raw carbon que no usa pintura y permite ver el carbono de toda la bicicleta, además de reducir su peso en unos 30-60 gramos, dependiendo de la talla.
Rodando con la RCR-F
Si no eres usuario habitual de una bicicleta con un perfil aerodinámico, cada vez que usas una puedes notar fácilmente esa aceleración y buen rodar que les caracteriza. En el caso de la RCR-F, va más allá.
Pero empecemos por el principio. La geometría de la bicicleta y como se ha diseñado pensando en conseguir la mejor posición para que el ciclista sea lo más aerodinámico posible y, a la vez, lo sea sin comprometer el confort es un puro acierto. Desde el primer momento que empezamos a rodar con ella nos sentimos muy cómodos, especialmente con el manillar que han diseñado. No importa si pedaleas cogido de los drops o si vas con las manos en los escaladores apoyando tus antebrazos en la parte alta, el resultado que han conseguido en colaboración con Deda es realmente bueno.
La rigidez de la bicicleta es otro aspecto notable de la RCR-F. La forma en la que se transmite la fuerza de nuestras piernas a la bicicleta es instantánea y en ningún caso sientes que estés perdiendo vatios por el camino. La hemos probado tanto en zonas favorables, llanos, y pequeñas subidas, y la reactividad del cuadro es tal y como nos lo cuenta el equipo de trabajo de Van Rysel. A su vez, la bicicleta bajando tiene un gran comportamiento y aporta una seguridad extra durante su conducción a altas velocidades.
En cuanto a la aerodinámica, más allá de los números, se nota que es una bici en la que se han invertido muchísimas horas para conseguir mejorar la Van Rysel RCR. Cada detalle del frameset tiene un diseño específico y un propósito concreto para conseguir la mínima resistencia al aire, sin renunciar a la rigidez, resistencia, y ligereza.
Para terminar, decir que la unidad de la RCR-F que pudimos probar era una talla S (midiendo 175 cm) y venía montada con el Shimano 105 di2, además del potenciómetro de la marca polaca Inpeak. En lo que se refiere al diseño, tuvimos el placer de rodar con el modelo que tiene la parte delantera de la bici con pintura gris y el resto de la bici en carbono visto. Un auténtico espectáculo ver el carbono en condiciones de sol.