Cuando entrevistamos a Fabio Duarte en 2021, nunca imaginamos que en algún momento de nuestras vidas tendríamos la oportunidad de visitar su taller y conocernos en persona. Sin embargo, el destino en ocasiones es muy caprichoso y, aprovechando nuestro reciente viaje a Colombia, la familia Duarte nos abrió las puertas de su casa y tuvimos el gran honor de conocer su taller y toda la historia que este apellido esconde.
Apenas pasamos una mañana entera con Fabio, su mujer, Adriana, y Mauricio, responsable de toda la parte de pintura de la marca, pero sin duda fueron unas horas muy bien aprovechadas y de gran interés para nosotros. Esperamos que, de la misma forma, este documento también lo sea para vosotros.
Un proyecto, tres generaciones
Mucho ha llovido ya desde que José Duarte, en 1967, dejó atrás su etapa como corredor profesional en el equipo colombiano Avianca, y decidió iniciar una trepidante aventura como constructor de cuadros de bicicleta a medida. Sin lugar a dudas, un decisión que, no solo cambiaría por completo su vida, sino que también marcaría directamente la de su hijo Fabio y sus descendientes.
Fabio nos cuenta orgulloso que su padre compartió equipo con grandes figuras del ciclismo colombiano de la época como Roberto Buitrago, Jorge Luque, Eduardo Bustos o Pablo Hurtado, corrió cuatro Vueltas a Colombia y otras muchas carreras de gran nivel. Cuando decidió retirarse, pasó unos años como mecánico oficial del equipo Banco Cafetero para luego centrarse por completo en la fabricación de bicicletas. Al principio no lo conocía nadie, pero poco a poco fue forjándose un nombre y, con el tiempo, tener una bici Duarte se convirtió en un auténtico sueño para cualquier apasionado del ciclismo.
José trabajó muy duro para tirar adelante su proyecto personal y mantener a su familia. Su hijo Fabio siguió de cerca los pasos de su padre y, en 1985, se unió al proyecto. Al inicio, todas sus bicicletas estaban construidas a base de tubería Columbus y empates (racores) pero, poco a poco, empezaron a evolucionar su técnica y se atrevieron con diseños más modernos y geometrías más avanzadas.
“Fue un orgullo para él que su hijo siguiera el proyecto que tanto esfuerzo le puso. Y aún en vida, supo que sus nietos también seguirían el camino que él inició hace ya mucho.” – Fabio Duarte, sobre su padre
Hubo una época en la que, padre e hijo, apostaron fuerte por el ciclismo profesional colombiano y sus bicicletas estuvieron presentes en algunos de los equipos ciclistas más importante de aquel momento. Corredores tan relevantes como Rafael Antonio Niño (el Tadej Pogačar de aquella época), Jose Patrocinio Jiménez, o Martín Ramírez, corrieron en algún momento de su carrera profesional con bicis de ellos. Este último, ganó incluso el la 23.ª edición del Tour del Porvenir de 1985 a lomos de una Duarte.
A día de hoy, detrás de la marca encontramos a Fabio, a punto de cumplir los 60 años, pero con una gran energía por seguir evolucionando el proyecto y haciéndolo crecer. Junto a él, su mujer Adriana, siempre a pie del cañón ya sea tras el mostrador o dando pedales junto a Fabio. En cuanto a sus hijos, Nicolás y David, ambos están vinculados directamente a la marca llevando a cabo tareas de todo tipo y apoyando a sus padres en aquello que ellos no llegan.
“Detrás de una bicicleta Duarte, siempre va a haber un Duarte.” – Fabio Duarte
Recientemente han aterrizado en México con un par de distribuidores que les están ayudando a introducir la marca en el país. Confían en que es una gran decisión estratégica que, pese al esfuerzo y la complejidad del mercado, será muy positivo para la marca Duarte.
Inquietud, aprendizaje, y tenacidad
Tras tener la posibilidad de conocer más de cerca la historia de esta legendaria marca, nos atreveríamos a decir que si hay algo por lo que se caracteriza es por su inquietud, gran capacidad de aprendizaje y adaptación a los tiempos.
A lo largo de todo este tiempo han sabido transicionar desde el acero, al carbono y, más tarde, también al titanio. Además, no solo hablamos de trabajar nuevos materiales, sino también el hecho de ampliar su cartera de modelos de bicicleta, ofreciendo a día de hoy a sus clientes un gran surtido de posibilidades para todo tipo de usos y terrenos. Como en el resto del mundo, el gravel es ahora la disciplina de moda por excelencia y los colombianos tampoco quieren quedarse atrás en esto. Es por ello que la mayoría de bicis que salen actualmente de las instalaciones de Duarte son de este tipo.
“No es lo mismo ir a unos grandes almacenes y comprar un traje de paño ya hecho, que ir a un sastre. Que le tomen a uno sus medidas, que tenga la posibilidad de escoger las telas que le gustan y, lo más importante, que cuando usted se lo ponga se sienta feliz y sepa que ese traje es único y exclusivo para usted.” – Fabio Duarte
Por suerte o desgracia, a Fabio le ha tocado vivir unos años de muchos cambios en el sector ciclista y, como muchos otros constructores de cuadros, se han visto obligados a aprender nuevas técnicas y formas de hacer para adaptarse a las necesidades de sus clientes. Hoy en día, reciben peticiones de todo tipo. Desde las más completas, incluyendo frames de titanio con cableado interno, frenos de disco, cambio electrónico, pintura exclusiva, etc; o montajes como los de antes, con racores y tubos de acero (pocos pero aún les piden).
Charlando con Fabio, nos confiesa que en estos más de 50 años, han construido unos 8.000 cuadros, sin duda una cifra vertiginosa. Sin embargo, nos cuenta sonriente que cuando su padre decidió iniciarse en la fabricación artesana de cuadros, alguien le preguntó si ya había vendido alguno antes, y él, con el único afán de tirar adelante su proyecto, dijo que había fabricado unos 60 para demostrar su experiencia. Días más tarde, esa conversación se acabaría convirtiendo en su primera venta real.
“Don José, a uno le empiezan a quedar bien los marcos a partir del 500… Es ahí, cuando uno ya puede decir que hace marcos buenos”. Macario Llorente (constructor de cuadros español) a José Duarte durante en un encuentro
Durante toda la trayectoría de la marca, tanto José como su hijo Fabio, han cruzado sus vidas con grandes leyendas de la construcción de cuadros como Giovani Pinarello, o Alberto Massi, entre otros. De todos ellos, siempre han recibido halagos y felicitaciones, especialmente por ver como un artesano procedente de un país como Colombia, con ciertas limitaciones a nivel de recursos, y que estas nunca han supuesto una barrera para garantizar la calidad de las bicicletas que fabrican.
“Una vez alguien me dijo: ¿cuál es la mejor bicicleta que usted ha construido? Y yo le respondí: todavía no la he fabricado; cada vez que termino una, me parece que esa es la mejor.” – Fabio Duarte
Uno de los mayores retos que han alcanzado en los últimos años ha sido la técnica de soldado de tubos de titanio, lo que ha marcado un nuevo hito en Duarte. Como en la mayoría de ocasiones en la historia de la marca, todo aprendizaje se ha basado en una fase previa de prueba-error y horas de dedicación. Pero, como siempre, todo esfuerzo tiene su recompensa y, a pesar de que en Colombia es un material que todavía la gente no sabe apreciar como se merece, poco a poco van abriendo camino y teniendo cada vez más ventas.
F. Duarte Workshop
Situado en la calle 68 de la gigantesca ciudad de Bogotá, encontramos las instalaciones de Bicicletas Duarte. El local de la marca colombiana ha pasado por varias remodelaciones en todo este tiempo pero, actualmente, cuentan con todos los servicios para atender correctamente a sus clientes.
Lo primero que nos encontramos al acceder al interior es el showroom donde están expuestas algunas de sus bicicletas. Es aquí donde reciben a los potenciales clientesy explica de primera mano todas la oferta y opciones que pueden tener.Un poco más al fondo hay la zona de bikefitting para tomar las medidas y asegurar que la bicicleta que se va a fabricar se ajusta a la perfección a la fisonomía y características de cualquier persona.
Si pasamos a la trastienda, llegamos al lugar donde sucede la magia. Es ahí, rodeado de tubos, herramientas y maquinaria de todo tipo, donde Fabio artesanalmente da forma a todos y cada uno de los encargos que reciben. Todos son especiales, sin excepciones. Seleccionar los tubos, mediciones, cortar, soldar… el proceso al completo es un viaje único para lo que acabará siendo una bicicleta. En esta misma zona también crean sus propios dropouts, cajas de dirección, cajas de pedalier, o cualquier otra pieza que necesiten.
A lo largo de todos estos años hemos conocido a muchos framebuilders y la mayoría coincide en que el sueño de todo constructor de cuadros es tener la fase de pintura in-house y poder controlar todo el proceso de creación de cuadro, de principio a fin. Pues en Duarte lo tienen claro, y es por ello por lo que la mayor parte de la primera planta de su local está destinada al área de pintura.
Además de lo anterior, desde la marca también ofrecen servicio de taller, y servicio de reparación de carbono en caso de rotura o accidente de cualquier bicicleta, independientemente de la marca que sea.
Oficina Color
Hasta el momento hemos hablado de Duarte y los miembros de su familia pero no hemos mencionado a Mauricio que, a pesar de no ser hijo de Fabio y Adriana, lo consideran como uno más de ellos.
Mauricio es el encargado de todo el proceso de pintura. Es la parte creativa y la cabeza visible de Oficina Color, un espacio destinado a ofrecer todo tipo de pinturas y acabados para poner la guinda del pastel a una pieza única como lo es una bicicleta hecha a medida.
Desde el momento en el que un cuadro está listo para ser pintado, antes de pasar a la siguiente fase, el cliente tiene la posibilidad de poder apreciar el resultado, detalles de soldadura, y demás. El equipo de Duarte argumenta que ese es un momento muy importante porque consideran que implicar al cliente en todas las fases del proceso es parte de la experiencia completa de adquirir una bici hecha a medida.
Desde el aspecto de personalización, Mauricio se encarga de asesorar y guiar a los clientes para asegurar que escogen la elección más adecuada. La gran variedad de colores, técnicas, acabados y barnices, hace que sea una decisión bastante compleja si no cuentas con alguien que te ayude y te acompañe en la elección final.
Sin afán de quitarle protagonismo a la parte de fabricación, la pintura ha cobrado un papel muy importante en todo el proceso, y ese punto extra de personalización, ha llevado la marca a otros nivel en términos de calidad.
Mauricio nos cuenta satisfecho el esfuerzo y horas de dedicación que ha necesitado para controlar todas las técnicas que ha día de hoy es capaz de ejecutar. Reconoce que, como todo en Duarte, ha sido un duro aprendizaje pero el “viaje” hasta dónde hoy están, ha merecido la pena.