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La Vuelta Femenina enmarcada por La Vuelta es Así

La historia de La Vuelta es Así es la de una pasión por perseguir las historias no contadas del ciclismo. Lo que empezó como un proyecto colombiano de base, ha llegado al corazón de España para cubrir una de las pruebas ciclistas femeninas más prestigiosas del mundo: La Vuelta Femenina. Este es un viaje a través de la lente de dos narradores -Mateo y Cristian – cuya misión es llevar el alma del ciclismo colombiano al escenario global, y viceversa.

Orígenes: De las carreteras colombianas al escenario mundial

La Vuelta es Así nació en 2021, impulsada por una llamada de la Fundación Esteban Chaves, un club de ciclismo juvenil y sub-23 de Colombia. Uno de los fotógrafos del club invitó a Mateo a ayudar a documentar estas carreras de base. Lo que comenzó como una cobertura de eventos juveniles locales evolucionó rápidamente, llevando al equipo a cubrir la Vuelta a Colombia, el evento ciclista más importante del país.

Desde el principio, el objetivo del proyecto fue claro: mostrar la vitalidad del ciclismo colombiano, promover la bicicleta como herramienta para el cambio y capturar las historias detrás de los atletas: sus orígenes, sus familias, sus luchas y los momentos que hacen del ciclismo algo más que un deporte. Su atención se centró siempre en contar historias; no en los resultados de las carreras, sino en lo que significaba estar ahí para el ciclista, reflejado en su sufrimiento, su empuje y sus sueños.

“Queríamos mostrar el ciclismo colombiano, promover el deporte en nuestro país y llevar el deportemás lejos. Nuestras fotos se centran en contar historias: los mismos deportistas, sus orígenes, capturar momentos que tendrán un recuerdo asociado a ellos, no solo un resultado.” – Mateo 

Desde las trincheras: Cubrir carreras sin credenciales

Los primeros días del proyecto se caracterizaron por unos recursos limitados y un acceso aún menor. Cubrían las carreras desde el arcén, sin pases de prensa ni entradas preferentes. Su trabajo era crudo, auténtico y profundamente conectado con la experiencia de los atletas. Estaban, literalmente, “en las trincheras”, documentando el deporte desde el mismo punto de vista que los aficionados o las familias de los corredores.

Este punto de vista, aunque desafiante, dio forma a la perspectiva única de La Vuelta es Así. Les obligó a encontrar historias en los márgenes, a conectar con la gente y a ver el ciclismo no sólo como una competición, sino como un acontecimiento que fomenta la comunidad.

 

El punto de inflexión del proyecto llegó cuando decidieron centrarse también en el ciclismo femenino. Reconocieron que esta faceta del deporte era la más afectada por la falta de igualdad entre géneros, y que su trabajo como fotógrafos podía marcar la diferencia al proporcionar exposición y visibilidad. Al contar las historias de las atletas, podían atraer la atención de marcas y patrocinadores, lo que beneficiaría tanto al proyecto como al ciclismo femenino en su conjunto.

Durante cuatro años cubrieron las carreras más importantes de Colombia, incluidas las de la UCI. Pero al final, la curiosidad y la ambición les llevaron a mirar más allá de sus fronteras. Querían ver cómo era el ciclismo femenino al más alto nivel, comprobar de primera mano si las desigualdades que veían en Colombia persistían en el escenario mundial.

La Vuelta Femenina se convirtió en su objetivo. Era viable desde el punto de vista logístico y económico, y ofrecía una oportunidad única de vivir una Gran Vuelta femenina desde dentro.

Mismo deporte, mundos diferentes

2025 fue la primera vez que La Vuelta es Así cubrió una Gran Vuelta femenina con acreditación oficial. Tuvieron acceso a la línea de meta, a los equipos y al funcionamiento interno de la carrera. “Nos sorprendió la dignidad con la que la carrera y la organización tratan a los medios de comunicación. Como hay menos cobertura en comparación con el ciclismo masculino, tenemos mejores condiciones, más beneficios y más oportunidades”, admite Mateo.

Este acceso les permitió captar los momentos decisivos de la carrera: la tensión de la salida, la agonía de las subidas, la euforia de la victoria y la angustia de la derrota. Pero también les permitió ver las diferencias entre el mundo que conocían en Colombia y el mundo del ciclismo europeo.

Cubrir La Vuelta Femenina fue un estudio empírico de contrastes. En Colombia, el ciclismo es más relajado; una misma persona tiene diferentes responsabilidades, como fotógrafo, organizador, amigo y aficionado. En Europa, todo está más estructurado, con roles claros, a ojos de Mateo.

En esta carrera se reencontraron con sus compatriotas y amigas de toda la vida: las ciclistas colombianas Andrea Alzate y Angie Londoño, ambas del Eneicat-CMTeam. Pudieron ponerse al día, hablar de su época de ciclistas en Colombia y de la progresión de sus carreras después de correr en Europa. 

Apoyarlas a este nivel, verlas llevar los colores de su país con orgullo, fue una de las partes más significativas de esta experiencia para Mateo y Cristian: “Hay un respeto mutuo. Creamos contenido con los deportistas colombianos, pero sobre todo somos amigos. Es una cuestión de patriotismo y camaradería. Fue hermoso apoyarlas a este nivel, ver gente que lleva a Colombia en el corazón”.

Las corredoras colombianas, como ellas mismas admiten, tienden a correr de forma más conservadora en casa, mientras que en Europa el ritmo es implacable y la competición feroz. Lo mismo ocurre con la fotografía: en Colombia, el acceso a la carrera y a los corredores es más fácil, pero en Europa no es lo mismo. Trabajar en un entorno nuevo suele ser como adentrarse en un mundo diferente. Con un conocimiento local limitado y menos conexiones establecidas, el acceso no siempre es fácil. En Colombia, el equipo ya tenía una sólida relación con los atletas, lo que hacía que la creación de contenidos fuera un proceso más orgánico y fluido. Aquí, sin embargo, se encontraron empezando desde cero, construyendo poco a poco la confianza. Su objetivo era crear no sólo imágenes atractivas, sino contenidos con verdadera profundidad, historias que resonaran a un nivel más significativo. Con paciencia y persistencia, empezaron a acortar distancias.

Uno de los aspectos más llamativos de la cobertura de La Vuelta es Así es su compromiso de contar las historias de personas concretas, no sólo de los atletas, sino también de las mujeres que están entre bastidores. En Colombia no hay fotógrafas especializadas en ciclismo, pero en Europa han encontrado una vibrante comunidad de creadoras.

“Queremos crear contenidos con mujeres en carrera, no sólo atletas, sino también profesionales. Nos interesa todo lo que rodea al ciclismo femenino. Básicamente, queremos que haya más papeles y espacio para las mujeres, en un entorno seguro.” – Mateo 

Este compromiso se extendió a colaborar con otros fotógrafos, aprender de ellos y compartir experiencias. Conocer al equipo de @tornanti_cc, cuyo trabajo habían admirado desde lejos, fue uno de los momentos culminantes del viaje. Destacaron el sentido de comunidad entre los fotógrafos de la carrera, la voluntad de compartir conocimientos y el respeto mutuo entre los creadores fue a la vez inspirador y motivador.

Entre bastidores: La realidad de la carretera

La vida en la carretera no suele ser glamurosa. Para Mateo y Cristian, la logística de cubrir una carrera europea era un mundo aparte de lo que conocían en Colombia: alquilar un coche, encontrar alojamiento, navegar por ciudades desconocidas, y lidiar con lo que supone recorrer un país que no es el tuyo.

Hubo varias anécdotas relacionadas con este viaje. Todas sus reservas se habían hecho a través de una plataforma online, y un día en particular, tras un largo y agotador traslado, llegaron a su destino muy tarde. Ese mismo día, habían hecho fotos a un grupo de mujeres que estaban viendo la carrera y que saludaron calurosamente al equipo. Una conversación llevó a otra, y pronto descubrieron que una de las mujeres era la madre de una corredora.

Cuando Mateo y Cristian llegan por fin al hotel, se encontraron con que se han quedado fuera, sin que nadie del hotel responda a sus llamadas o mensajes. Para su sorpresa, en la entrada del hotel les esperaban las mismas mujeres que habían conocido hacía unas horas. Resultó que estas mujeres también estaban alojadas en el hotel y fueron las que les ayudaron a ponerse en contacto con el propietario. Desgraciadamente, el personal del hotel las recibió con frialdad: «las personas menos amables de toda España», como ellas lo describieron más tarde. Afortunadamente, con la ayuda de las mujeres (qué pequeño es el mundo), pudieron registrarse y pasar la noche. El equipo se cruzaría con estas mujeres varias veces más durante su viaje. 

El poder de contar historias a través de la fotografía

Lo que diferencia a La Vuelta es Así es su enfoque de la fotografía. Tanto Mateo como Cristian son ciclistas, y esto les da una empatía única con los atletas que cubren. Entienden el dolor, el esfuerzo y la alegría que supone llevar el cuerpo al límite. Su objetivo es captar no sólo imágenes, sino la humanidad de este deporte. 

“Lo más emocionante para nosotros es estar allí en persona, fotografiando el ciclismo profesional: el verdadero esfuerzo que todos hacen. Es diferente a otros deportes”.

La foto que se muestra a continuación fue la favorita de Mateo, no por su brillantez técnica, sino por la historia que cuenta. Cuando el equipo llegó al lugar, los demás fotógrafos ya estaban en posición, listos para capturar la misma toma que todos los demás. Pero eso no es lo que mueve a este equipo; siempre buscan algo diferente.

Mientras miraban a su alrededor en busca de una perspectiva única, se fijaron en un anciano que estaba en el balcón de su casa, que ofrecía una vista impresionante del lugar por el que pronto pasarían los ciclistas. Como dice el refrán, el ciclismo abre puertas y, en este caso, lo hizo literalmente. El hombre les recibió en su casa y les invitó a hacer fotos desde el balcón.

Mateo, el fotógrafo, admite que no es su mejor foto en cuanto a encuadre o composición. Sin embargo, la historia que hay detrás vale más que cualquier perfección técnica. Es una historia de amabilidad y pasión compartida, en la que desconocidos se hicieron amigos por simple amor al ciclismo.

La Vuelta Femenina: La carrera y su impacto

La Vuelta Femenina se ha convertido rápidamente en una de las carreras más importantes del calendario femenino, situándose justo detrás del Tour de Francia Femenino y el Giro de Italia Femenino en prestigio. La edición de 2025 comenzó en Barcelona y presentó un recorrido de siete días que desafiaba a todo tipo de corredoras, desde las velocistas hasta las escaladoras.

La carrera es un escaparate para lo mejor del ciclismo femenino, pero también una plataforma para el cambio. La mayor visibilidad, la organización profesional y la creciente cobertura mediática contribuyen a elevar el perfil del ciclismo femenino y a impulsar este deporte hacia una mayor igualdad.

Para los atletas, hay mucho en juego. Para los fotógrafos, la oportunidad de documentar estos momentos es a la vez un privilegio y una responsabilidad. A través de su trabajo, Mateo y Cristian esperan inspirar a otros para demostrar que el ciclismo es para todos y que todas las historias merecen ser contadas.

Desde las calles de Colombia hasta las carreteras de España, el equipo de La Vuelta es Así ha demostrado que con dedicación, creatividad y la voluntad de aceptar nuevos retos, es posible marcar la diferencia. Su historia es también un recordatorio de la importancia de la representación, de dar voz a los que a menudo son ignorados y de crear espacios en los que todos, independientemente de su género o procedencia, puedan prosperar.

La cobertura que los chicos hacen de La Vuelta Femenina es algo más que la crónica de un acontecimiento deportivo. Es una celebración de la resiliencia, la comunidad y el poder transformador de contar historias. A través de su lente, vemos no sólo la carrera, sino a las personas, las luchas y los sueños que hacen del ciclismo un reflejo de la vida misma. En un mundo en el que tanta atención se centra en los ganadores, La Vuelta es Así nos recuerda que cada corredor, cada aficionado y cada narrador tiene un lugar en el pelotón.