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Hardbrakers: Porto-Marrakech

Conocimos a los Hardbrakers el año pasado en Berlín, esta “crew” de Hamburgo es sin duda uno de las más alocadas, cachondas y divertidas de la escena fixed actual. Los viajes grandtours son su  inconfundible marca. Grandes distancias, piñón fijo… La pandilla de gangsters de Hamburgo ya se ha recorrido casi toda Europa en bicicleta, los Hardbrakers son el puro estilo callejero llevado a otro nivel: tatuajes, birras, macarrismo, kilómetros y, sobre todo, mucha diversión.

La ultima locura de este grupo de amigos los ha llevado a cruzar Portugal y Marruecos, con distancias entre 100 y 200 km al día expuestos a la dureza del calor del desierto marroquí, las montañas del imponente Atlas, la locura del tráfico en ciudades como Tánger, Casablanca y Marrakech… y todo, teniendo que lidiar situaciones peligrosas y accidentes. Una locura que, pensamos, merecía un artículo en nuestro magazine.

En el Berliner Fahrradschau pudimos admirar la expo fotográfica del proyecto junto con Carlos Fernandez Laser titulada PORTO-MARRAKECH. Las fotos de Carlos son la mejor narración de la aventura de los siete de Hamburgo.

Para no aburrir al lector y entrevistados, decidimos preguntarle a Carlos si se atrevía a hacernos una resumida crónica de su experiencia con los Hardbrakers, y el resultado ha sido el siguiente:

HARDBRAKERS

Robert: “Mi primer pensamiento: el humo de los coches, cadáveres de animales y la alucinante visión del desierto de roca.”

Michal: “Diez chicos blancos en el desierto” – no hizo tanto calor como se esperaba, al menos cuando estábamos rodando… corromper policías, bares turbios, campos de maría, Ali Baba y sus ocupados colegas.”

Karl: “No me llames blanco.”

Rapha: “Por decirlo de alguna manera, es demasiado difícil para definir este viaje con una sola frase.”

Ardi:    “ – Mi bicicleta rota.
– Jubie se quedó atrás (se torció el tobillo en España).
– Cada marroquí es un vendedor profesional de alfombras, lámparas, ropa y hachís.
– Bajando a toda pastilla.
– 1 litro de Coca-Cola en un botella de cristal, polvo, sudor y desierto”

Benny: “De Tarifa a Tánger. Un viaje corto y fantastico, choque cultural al 100%, quiero el sol, quiero el desierto. Definitivamente no más temperaturas bajo cero. Llegando a Marrakech a 44,4°C. Espero que continuemos haciendo estos grandtours cada año hasta el final de nuestras vidas.”

Philipp: “Tánger – una de mis experiencias más intensas, siempre empapado debido a que el aire acondicionado del coche no funcionaba, rompimos dos coches de alquiler en tres semanas. Un chasis de mierda, dos maleteros en mal estado, interior grasiento i un cuadro de mandos roto. No tengáis compasión, es un coche de alquiler.”

CARLOS FERNANDEZ LASER

Los Hardbrakers se pusieron en contacto conmigo por primera vez unos días antes de la carrera Ghetto Crit, la noche anterior del Pankt Saulopoly Alleycat de Hamburgo en 2014.  Cubrí y corrí este evento. Resultado: 4º posición de 5 en mi eliminatoria, ja, ja.

De todos modos, les gustaron mis fotos y, sobretodo, yo como persona. A mí también me gustaron mucho, fue como un amor a primera o tal vez a segunda vista.

En realidad, ya conocía de antes a algunos de ellos, pero no mucho.

Cuando recibí la llamada de Mario, todavía estaba pensando como cubrir el viaje de Lisboa hasta Marruecos, que al poco ya estaba a bordo de un avión.

Un par de semanas antes de iniciar el viaje, conseguí un trabajo muy bien pagado en los Alpes suizos, que me hizo cambiar de planes y no pude empezar en Lisboa pero viajé a Marruecos justo después de terminar el trabajo en Suiza; allí, en Fez, conocí a los chicos.

Esperé en el aeropuerto de noche durante aproximadamente 4 horas, ese día fue un viaje duro y muy largo. Me alegré muchísimo cuando vi a Benny y Philipp (los productores) y, al fin, puse mi equipaje en el coche y me senté en la parte posterior. El coche estaba hasta arriba de maletas, piezas de recambio y, justo delante de mis pies, cervezas y varias botellas de vodka.

BIENVENIDO A LOS HARDBRAKERS

A la mañana siguiente nos reunimos con el equipo. Debido a algún cambio de planes, tuvimos que permanecer una noche en Fez, mi ciudad de recogida. Todo el mundo ya estaba moreno, menos yo. Viniendo de la fría Suiza directo a Marruecos, ja, ja.

A partir de ese momento, yo me convertí en conductor, enfermera de primeros auxilios y fotógrafo, todo en una sola persona.

Compartí el viaje con el productor Philipp quien me contó, después de mi primer medio día con el equipo, que se sentía mejor y más motivado desde mi llegada.

Fue un gustazo escucharle decir esto, sobre todo cuando uno se incorpora «tarde» en una aventura como esta. El primer día hubo muchas pendientes, lo cual fue increíble para tomar fotos. El paisaje, los burros en cada esquina, viejos camiones y gente. Uau, la gente alucinaba y no dejaban de mirarnos. Lejos de las rutas turísticas comunes, siete chicos en bici, vestidos de ciclistas, y un coche tomando fotos y filmando, vestidos con ropa de verano del norte de Europa. Me puedo imaginar que muchos marroquíes no han visto esto antes.

En general no hay ciclistas por las calles marroquíes. Unos pocos saben lo que es.

El primer día terminó en Fez, mi punto de partida, con una bajada a toda pastilla. Ardi derrapó en una esquina a una velocidad de infarto y sufrió una caída. Primeros auxilios con desinfectante y vodka para el estado de ánimo que ayudó de forma rápida. Suerte que al final solo dejamos algunos trozos de piel en el asfalto marroquí. Los últimos km nos llevaron por calles muy sucias y concurridas. Qué día para ser el primero.

Al día siguiente fue como una rutina. Por la mañana despertarse bien temprano, recoger, montar las cámaras e irse. A la aventura. Km tras km. Un montón de fotos, impresionantes vistas, charlas, risas, sudor, camellos, desierto, niños lanzando piedras, parajes que parecían sacados de la película “Star Wars”, etc…

Y de repente, la última vuelta. 38 Km antes de llegar a Marrakech, nos paramos delante de un esqueleto de vaca. Esto se convirtió en una parte de la exposición. A partir de este punto, retratamos en blanco y negro a cada uno de los corredores de nuestro pequeño equipo. Os imagináis el entorno, rodeados por el desierto, un camino estrecho de arena, el cielo azul, el calor y tal vez un poco de brisa. Ese fue mi «estudio» para esos retratos. No podría haber sido mejor. Se me ocurrió esta idea justo antes de irme. Pero nunca me podría haber imaginado etas circunstancias. Uau,  unas horas más tarde llegamos a Marrakech. El destino final. Este momento fue un poco surrealista. Llegar a un lugar rodeado de turistas, gente tocando la flauta delante de cobras, y mucho más cosas extrañas. Después de todos esos días en lugares vacíos.

Estoy muy contento, de haber podido compartir este viaje con ellos. Fue muy divertido!

Carlos: «Tener una cámara es sinónimo de viajar.»

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