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Southern Criterium Phuket, por Paolo Bravini

En un viaje largo, sobretodo deportivo, nunca sabes lo que podrá pasar.

Me fui a Tailandia con mi querida Vigorelli con la intención de hacerlo lo mejor posible y después de un vuelo de 18 horas me encontré en Phuket con un calor tórrido. Hacía tanto calor que me vine casi abajo. No fue nada fácil adaptarme a este cambio de clima tan grande y al mismo tiempo ser competitivo en una carrera internacional.

Por suerte la organización asiática es impresionante y en un abrir y cerrar de ojos una furgoneta con aire acondicionado vino a recogernos en el aeropuerto, nos llevó a Saphan Hin para ver el recorrido y luego directamente a comer una deliciosa comida tailandesa con todo el equipo del Bangkok Criterium.

Al día siguiente traté de adaptarme al clima, tomé un buen desayuno y entrené duro a pleno sol. A pesar de ello, ¡vale mucho la pena pedalear en esta isla! Justo después de salir de la carretera principal te encuentras en el campo rodeado por la selva. Te puedes encontrar tanto un templo budista, así como algún que otro mono. Paisajes asombrosos, montañas rocosas, el océano índico con interminables playas de arena blanca. Eso es Phuket.

Sin embargo pedalear aquí no es fácil. Después de cada curva por lo general hay una subida y no una fácil. Pendientes del 15-18% son usuales aquí. Las calles siguen perfectamente el trayecto de los antiguos caminos y rodar con una bicicleta de carretera puede llegar a ser muy difícil sobretodo cuesta abajo. Pero eso forma es parte del juego y, finalmente es una experiencia que uno no se debe perder.

En Asia los corredores europeos despiertan una gran curiosidad. Durante la tarde de mi segundo día la revista Cycling Plus Thailand me entrevistó. Lo que noté es que no sólo están interesados ​​acerca de las carreras, sino que también en destacar el lado humano del corredor. Creo que eso es porque hay una gran diferencia cultural y en la forma de ver el ciclismo entre europeos y asiáticos.

Obviamente, la razón de mi viaje aquí es no sólo ciclismo. Tuve tiempo para relajarme y beber una cerveza con mis amigos asiáticos. La hospitalidad es lo más importante para ellos y te hacen sentir como si nos conociéramos de hace años, aunque, de hecho, nos conozcamos de sólo algunos minutos.

Por fin el día de la carrera llegó, de hecho dos carreras me esperaban: una de piñón fijo y luego una bicicleta de carretera. Realmente tengo que agradecer a Free Life Sport que me dio la oportunidad de participar en la carrera de bicicleta de carretera. Yo no tenía mi propia bicicleta conmigo y con tan poco tiempo los chicos fueron capaces de proporcionarme una Cinelli Experience que viajó directamente desde Bangkok el día de la carrera.

En comparación con mi última experiencia en Tailandia, la organización del Critérium de Phuket mejoró muchísimo. Todo fue sobre ruedas, sin retrasos, incluso habiendo al menos 10 carreras diferentes durante el mismo día.

La organización proporcionó a cada corredor comida, agua fresca y bebidas isotónicas gratis durante todo el día. La zona de los corredores estaba cubierta (imprescindible para escapar del calor de Tailandia) con diferentes paradas de comida y patrocinadores locales.

El recorrido fue muy bien pensado con dos partes rápidas y una muy técnica donde tus habilidades de conducción podrían hacer la diferencia, y era lo suficientemente amplio como para evitar cualquier peligro. Todas las carreteras estaban cerradas al tráfico y constantemente supervisadas ​​por voluntarios y policías.

Hablando sobre el nivel de los corredores en Tailandia pude notar que está en constante crecimiento. Los que comenzaron en piñón fijo ahora, vienen de la bicicleta de carretera y vienen muy fuertes. Había un montón de jóvenes corredores que la última vez les costó seguir mi rueda y ahora, en cambio, animaron la carrera.

Había cerca de 30 corredores en la línea de salida. ¡Pensaron que mínimo diez corredores vendrían!

Fue una carrera de 25km muy intensa con los chicos tailandeses liderando el pelotón desde el primer minuto. Otros corredores asiáticos intentaron atacar y mantuvieron un ritmo de carrera muy alto. Con la mitad de la carrera hecha decidí probar un ataque que me llevó delante del pelotón con al menos 30 segundos de ventaja al resto de los corredores. Corrí en solitario hasta el final,  pero perdí parte del tiempo que cogí de ventaja debido a la fatiga, pero de todos modos fue suficiente para cruzar la línea de meta con las manos en alto. Mi compañero de equipo Faz terminó segundo, un gran resultado para el equipo y estuvimos muy contentos de ello.

No obstante mi euforia no duró mucho. En pocos minutos tuve que pasar los pedales de la bicicleta de piñón fijo a la bicicleta de carretera y presentarme de nuevo en la línea de salida listo para competir en la carrera Élite. 80 corredores estaban a mi lado, una gran cantidad de sub 23 y pros de la categoría continental tanto asiáticos como europeos.

La carrera fue rapidísima, con una velocidad media de 48 km/h y mismo recorrido que la carrera de piñón fijo.

El nivel de los corredores pros fue muy alto y me costó mantener el ritmo del grupo de cabeza debido a los numerosos sprints que se iban haciendo a lo largo de toda de la carrera.

Cuando por fin escuché la campana que anunciaba la última vuelta yo todavía estaba en el primer grupo con un poco de ventaja con los corredores que venían por detrás de nosotros. Le di el último empujón y pude cruzar la línea de meta en novena posición.

Esperando por el podio y la entrega de premios se respiraba muy buen ambiente, además una gran cantidad de espectadores y corredores me pidieron si se podían sacar una foto conmigo. No esperaba eso y me quedé muy contento con ello. Creo que en Europa y especialmente en Italia a veces una carrera normal y corriente se convierte en una poco saludable y dura, incluso cuando la carrera ha terminado.

Me gustaría agradecer a la organización por realizar un evento tan extraordinario, de tan alto nivel y cuidando todo al mínimo detalle.

Gracias también a Free Life Sport que me ayudó durante mi viaje, tanto a nivel personal como durante la carrera.

Gracias a todos mis patrocinadores que hicieron posible esta impresionante experiencia.

Y, por último pero no menos importante, gracias a Silvia Galliani que siempre me apoya donde quiera que vaya y capta con su cámara cada momento de nuestro viaje, de hecho sin ella no hubiera sido tan divertido.

Hasta la próxima.

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