De aquí veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que sí que hiciste. Así que iza la velas, zarpa del puerto seguro, coge los vientos alisios, y explora, sueña y descubre. – Mark Twain
Jenny Tough es conocida por sus exigentes expediciones en solitario. Ha recorrido miles de millas corriendo por algunas de las cordilleras montañosas más épicas del mundo y viajando en bicicleta en las carreras y rutas más duras del planeta. En los últimos cuatro años ha completado expediciones en sitios como la cordillera de los Andes en Suramérica, el Alto Atlas en el norte de África, Kirguistán en Asia central, o los Alpes del Sur en Oceanía. Como podéis comprobar, la lista de aventuras es extensa, y simplemente mencionamos los más importantes. En el estilo de vida de Jenny encontramos la pura esencia de una aventurera por excelencia, siempre enfrentándose a sí misma, sus límites y sus miedos, y forzándose a conseguir increíbles aventuras y hazañas.
Mi pasión reside en desafíos propulsados por el hombre y en explorar este bonito planeta, pero en particular las montañas. A través de mis aventuras estoy siempre empujando y encontrando mis límites, y disfruto compartiendo mis historias y motivar a otros a explorar sus propios límites, querer al mundo natural , y proteger nuestros espacios salvajes.
Al crecer en las Rocosas canadienses, Jenny siente una profunda conexión y respeto por la naturaleza, las montañas y los ambientes salvajes, y a menudo registra sus aventuras en solitario en videos que captan y transmiten toda la dureza de sus expediciones, pero sobretodo la simbiosis entre ella y los parajes montañosos.
La naturaleza ha sido siempre mi iglesia. Al criarme en las Montañas Rocosas, tuve la suerte de pasar mucho tiempo en tierras salvajes inmaculadas y desarrollé una gran conexión con ellas. Pasar tiempo en el exterior es esencial para mi bienestar general.
Fortaleza física y mental
Los deportes de resistencia son una práctica que requiere un riguroso entrenamiento físico, pero es un hecho que cuando las capacidades físicas se llevan al límite, la aptitud mental es esencial y marca la diferencia. Parece ser que Jenny tiene una relación privilegiada con este factor.
Alcanzo mis límites todo el tiempo. La cosa es que tus límites son una línea fluida, y cada vez que llego a esa línea, la empujo un poco más lejos.
¿Cuando descubriste que tenías aptitudes para deportes de resistencia?
Empecé a correr cuando era una adolescente, pero no fue un inicio muy positivo. Lo hacía para quemar calorías y básicamente odiaba mi cuerpo. Sin embargo, con el tiempo empecé a disfrutar más, mis salidas eran más largas y logré acabar un maratón cuando tenía 20 años. ¡La autoestima que gané en ese momento cambió el rumbo de mi futuro! A partir de ahí estaba enganchada y empecé a explorar el concepto de combinar mi amor por retos de larga distancia con mi otra pasión, viaje de aventura.
Una de las características de Jenny es su predilección por aventuras en solitario, lo que para muchos podría verse como un obstáculo o para otros es la mejor manera de auto-desafiarse. Cuando aparecen situaciones desagradables, y siempre aparecen de alguna manera, la resistencia, la capacidad de resolver problemas, y controlar los nervios y ansiedad son tus mejores aliados. Estamos sorprendidos por la capacidad de Jenny para hacer que lo difícil parezca fácil.
El reto, y lo que más me gusta de ir en solitario, es todo lo que aprendo de mi misma cuando me propongo un desafío. He descubierto que soy más fuerte de lo que pensaba. Cada vez que voy en una gran aventura me sorprendo de todo lo que soy capaz.
Tomo muchos riesgos y me siento cómoda con ello. La cosa es ser consciente de los peligros que hay, y hago todo lo que está en mi alcance para mitigarlos.
¡Ve a por ello! Esa es la parte más importante. No te compares con los otros, sin embargo compárate a ti mismo contigo mismo. Siempre intento ser mejor de lo que era, pero sé que hay muchas más personas que pueden ir mucho más lejos y rápido. Eso no me importa, lo que importa es que siempre me esfuerzo a sacar lo mejor de mi.
Jenny representa un gran ejemplo de superación, una mujer que no le importa retarse y encontrar sus límites, alguien que inspira a mucha gente a través de su estilo de vida. Aún y todo el progreso de igualdad de género, aún hay mucho trabajo para conseguir oportunidades iguales entre mujeres y hombres. Así pues, le preguntamos por las mujeres en el mundo de deportes de larga distancia.
Sabemos que en otros deportes, hombres y mujeres no pueden competir al mismo nivel, pero en ultra-distancia los roles se igualan por alguna razón. Creo que cuando veamos una participación de 50/50, habrá muchas más mujeres en lo alto de la clasificación.
“No lo puedes ser si no lo ves”. Si en los medios se muestra que hay más mujeres, más mujeres encontrarán la motivación para inscribirse y participar.
El ciclismo y la Silk Road Mountain Race
Jenny también se ha retado a sí misma en algunas de las carreras ciclistas más largas y duras, entre otras, la Silk Road Mountain Race (SRMR) en las altas montañas de Kirguistán, la Transatlantic Way Race en la costa de Irlanda, la Atlas Mountain Race, o la Trans Scotland, a la vez que haciendo bikepacking por los Balcanes.
Especialmente el la SRMR ella vivió y aprendió mucho acerca del sufrimiento y la lucha constante pero también de la alegría, la autosuperación, y la felicidad en la bici, todo eso lidiando con perros, tormentas, rutas rotas de grava, gran altitud, temperaturas extremas, falta de sueño, deshidratación y lugares recónditos de avituallamiento.
En el siguiente texto hemos incluido la narración del 6º dia de la SRMR según Jenny en el que describe las extremas e impredecibles condiciones que se encontró durante la carrera y cómo superó esos obstáculos. Es un hecho que en eventos de este tipo no hay lugar para tomar riesgos innecesarios e ingenuos. El objectivo es acabar, y hacerlo de forma segura. El resto es una historia que cada corredor marca en su piel, km tras km, sin secciones sencillas cada situación es desconocida y potencialmente peligrosa.
Se requiere un aventurero todo terreno, no simplemente ciclista, lo que me fue bien a mi, porque mis habilidades en pistas y senderos son bastante justas.
Físicamente, tienes que cuidarte para poder manejar la distancia. Estar ahí fuera, expuesto a los brutales elementos y a la altitud, durante 2 semanas, puede pasar factura. Mentalmente, simplemente tienes que buscar una manera para lidiar con la escala del reto y las dificultades que conlleva. Para mi, me encanta realmente Kirguistán y sus increíbles montañas, de modo que disfruté muchísimo.
Sexto día
La alarma suena a las 4 am, mi nueva rutina. Gruñido. Me he sentido mal durante toda la noche, no se si el culpable es el agua sospechosa que tomé (filtrada, tratada y hervida, pero asquerosa) o la carretera extremadamente deshidratada a lo largo de la frontera china, o el sabor repugnante de la cara comida (potencialmente caducada) de cámping que me forcé a cenar por la noche. Todo lo que sé es que esta mañana me siento terrible, y seguiré sintiéndome así porque no tengo agua, las pocas gotas que tenía las guardé en una botella que ahora está congelada, ya que dejé todo afuera durante la noche, incluidos mis zapatos.
No quiero moverme, pero se que no me sentiré mejor hasta que encuentre agua. Anoche intenté seguir en movimiento hasta que encontrara una fuente de agua, pero desistí por la corrugación (washboard) de la carretera que tomó lo mejor de mí, y sentí que era mejor parar antes de que me enfadara y tomará alguna decisión mala. Salgo de la cañería en la que dormí por la noche y empiezo a empaquetar. Tengo que meter mis pies en los zapatos sólidos por el frío, y me doy cuenta que pasará un rato hasta que me los pueda atar (podrían ser cemento de lo duros que están. Hago una nota mental, dejar los zapatos en una forma más accesibles si se van a helar durante la noche, así me los podré poner por las mañanas (esto resulta ser una importante costumbre para la segunda mitad de la carrera. Me arrastro fuera de la acequia (si, así es) y de nuevo en la carretera corrugada hacia ninguna parte.
Las estrellas son asombrosamente bonitas, pero estoy bien por debajo del punto de congelación a 3500 m de altura. Aún me siento destrozada y eso, combinado con la temperatura (la computadora marca -8C), hace que pedalear sea muy difícil. No puedo sentir ni mis pies ni manos, y cada bache en el camino de grava suelta me hace sentir más mareada.
“Arregla tus propios problemas” balbuceo en voz alta para mi. Se ha convertido en mi mantra de la carrera, si las cosas se tuercen, nada de aquí te salvará (estas también son las reglas de la carrera). Tu estás, efectivamente, solo en la naturaleza. Cualquier queja la tienes que afrontar tu solo, y preferiblemente antes de que empeoren. De modo que “Arregla tus propios problemas” se ha convertido en lema que me grito frequentemente durante la carrera para animarme.
En este caso, arregla-tus-propios-problemas significa encontrar una manera de recuperar la sensibilidad en las manos. Hace tanto frío que me duele al presionar los frenos, y sé que eso no es bueno. Desafortunadamente, ya llevo puesto todo lo que poseo, y realmente no puedo parar, necesito conseguir agua. De modo que deshago mi bolsa delantera y saco mi saco de plumas, el agradable capullo del que salí a regañadientes hace menos de una hora, y me lo envuelvo alrededor de mis hombros de modo que pueda sostener el manillar con ambas manos de manera segura y acurrucada dentro del saco. El efecto es instantáneo, pero me limito a caminar. De vez en cuando uso la bici de patinete, poniendo un pie en un pedal, pero la mayor parte de tiempo ando. Camino durante una hora hasta que escucho el sonido más maravilloso del mundo: el murmullo del agua en movimiento.
Me salgo de la ruta y arrastro mi bicicleta por la gravilla suelta de lo que había sido el lecho de un río hacia donde el agua clara fluye. Casi no creo lo que veo (aún es oscuro), pero el agua, efectivamente, corre. No es un charco embarrado. Estoy salvada.
Mi filtro de agua está totalmente congelado, de modo que saco mi hornillo y rápidamente hiervo agua. Mientras el hornillo está encendido, pongo el colchón debajo de mí para mantenerme caliente. Me meto dentro del saco y observo como hierve el agua, durmiéndome sentada tres veces durante el proceso. Después de mi primer bebida, decido que mi cuerpo no sirve de nada ahora mismo, intentar ir en bici en mi estado actual sería una mala inversión de mi tiempo. Mejor que descanse y que me pueda mover a un ritmo decente una vez los electrolitos hayan hecho su magia, y la temperatura suba un poco. Pongo la alarma al cabo de 40 minutos y me duermo de inmediato. Al cabo de 40 minutos pongo otros 40 más.
Cuando suena la segunda alarma el Sol me está cociendo dentro del saco. Es una sensación increíble, sentir el calor que penetra hasta mis huesos. Lentamente, me arrastro fuera del saco. Vamos a intentar esto de nuevo, murmullo para mi, mientras comienzo de nuevo mi ritual de la mañana (gachas y café) y empaqueto y preparo la bici para el día.
Fotos de James Robertson, John Alexander, Johny Cook, Lucas Canino , Jeff Liu, Tom Hardie