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TransPyrenees 2022: La meteo, el mayor rival para los participantes

Otro año, otra edición exitosa de la siempre desafiante carrera de ultraciclismo de carretera a través de los Pirineos. Con salida en el pueblo mediterráneo de Llançà, situado en la comarca catalana del Alt Empordà, y meta en la ciudad vasca de San Sebastián, al sur del Cantábrico, la TransPyrenees ha contado este año con 115 corredores inscritos en la categoría individual y 40 en la de parejas.

El objetivo de la carrera es claro, pero para hacerla más interesante, año tras año, la organización de la carrera cambia el recorrido trayendo nuevas sorpresas. A diferencia del año pasado en la que el recorrido transcurrió mayormente por la vertiente española, esta vez la carrera volvía a los orígenes, recuperando su ruta a través del Pirineo Francés. Los ciclistas tuvieron que subir 33 puertos, cubriendo un total de 1.080 km con +25.000 m de desnivel positivo. La ruta incluía muchos puertos icónicos del Tour de Francia, el puerto de montaña más alto de los Pirineos (Envalira a 2.409 m) y, una novedad para este año, el ascenso a Lac de Cap de Long, un puerto de sentido único con cerca de 23 km de longitud y un tramo final duro a la vez que bonito.

La carrera

El tiempo en la montaña puede ser impredecible y, tras una ola de calor en el sur de Europa una semana antes del inicio de la carrera, los corredores de la TransPyrenees no podían imaginar lo que les estaba esperando. Con un inicio relativamente tranquilo a las 20h del sábado 25 de junio, nada más caer la noche las temperaturas bajaron hasta los 5 ºC y todo el mundo se vio obligado a ponerse toda la ropa que llevaban en las mochilas, desde perneras, a guantes y chaquetas de lluvia con capucha.

Todas esas prendas extras se convertirían en imprescindibles para el resto de la carrera, ya que pronto se instaló el mal tiempo, con lluvia, niebla y frío. Subir un puerto bajo la lluvia puede resultar algo casi placentero, sin embargo, descender por puertos de tal envergadura como los de los Pirineos puede convertirse en una pesadilla, ya que el frío y los escalofríos te pueden invadir y hay que ser extremadamente cauteloso en cada curva.

A pesar de eso, todos y cada uno de los ciclistas decidieron superar sus límites, como es el objetivo de cualquier carrera de ultradistancia, y se enfrentaron a las terribles condiciones climáticas con todos sus esfuerzos. Esto implica fuerza física pero especialmente mental a lo largo de la carrera para conquistar los míticos puertos de La Bonaigua, Portilhon, Peyresourde, Aspin, Tourmalet, o Aubisque, entre otros, y a la vez cruzar la frontera entre España, Andorra y Francia varias veces.

El primero en llegar a meta fue el alemán, Adam Bialek, con un increíble tiempo de 54h 40min y sin apenas equipaje encima. A pesar de ser seguido de cerca en el inicio de la carrera por el vasco Patxi Plazaola, este se retiró por las condiciones meteorológicas. Sin embargo, no fue el único que se vio forzado a hacerlo, con más de 20 DNFs (do not finish). El segundo en llegar fue el belga Christophe Dijkmans (67h 16min) seguido del británico Adam Palin (74h 11min). Echando un vistazo a los tiempos, está claro que el clima hizo las cosas bastante difíciles para todos, lo que resultó en grandes diferencias de tiempo entre todos los contendientes.

Con una actuación espectacular, la ciclista suiza Silvia Perrenoud llegó séptima en la general y cruzó la línea de meta como primera mujer con un tiempo de 81h 40min. Medio día después llegaba la primera pareja, formada por el dúo vasco formado por Raúl Peralta y Jokin Etxebarria que paró el cronómetro con 93h 14min.