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Guadix Gravel Festival: Bicis asaltando el desierto

Del 12 al 14 de mayo, 170 ciclistas de 26 nacionalidades diferentes montaron en bicicleta, festejaron y conocieron a multitud de gente nueva en el desierto de Gorafe como parte del Guadix Gravel Festival. Rutas escénicas, comida increíble y buen rollo en general fueron la tónica dominante del evento, que logró aprovechar al máximo una región perfecta para la práctica del gravel.

El ya conocido desierto

Aunque muchos eventos incluyen actividades alternativas como parte de su programa, la ubicación de este lo hizo realmente especial. Si bien el desierto de Gorafe es desconocido para la mayoría de las personas, muchos ciclistas de gravel son conscientes de la belleza de la región dado que múltiples eventos de renombre tienen lugar o pasan por ese lugar en particular. Se encuentra en Andalucía, al sur de España, y recuerda al Lejano Oeste americano. Las formaciones rocosas son sencillamente impresionantes y la luz cambiante a lo largo del día acentúa sus diferentes capas de color, convirtiendo un paseo en bicicleta por la zona en una experiencia única.

Conscientes del potencial de Guadix y el desierto de Gorafe para la práctica del gravel tras su participación en Badlands, Janosch Wintermantel y su equipo pusieron su foco en este lugar y su arduo trabajo culminó con la edición inaugural del evento. Janosch también es el organizador de Octopus Gravel, una de las carreras incluidas en Gravel Earth Series.

Tres días bien aprovechados

El fin de semana comenzó con un par de social rides, uno a las 11:00 organizado por Pedaled y otro por la tarde a cargo de Komoot para aquellos que, por restricciones en em trabajo o un tiempo de viaje prolongado, llegaron al campamento base más tarde. Los participantes se conocieron y compartieron las diferentes razones que los motivaron a asistir al evento.

Por la tarde, con música en directo y cerveza en mano, los participantes tomaron el Parque Antonio Pedro de Alarcón de Guadix. Ese mismo lugar fue la línea de salida el sábado de la Schwalbe Gorafe Epic, el principal reto del fin de semana.

Los corredores inscritos podían elegir entre un bucle de 170 km o uno de 120 km, con 2.630 metros y 1.580 metros de desnivel, respectivamente. El 90% de la ruta fue a través de gravel, lo cual es obvio conociendo la ubicación remota del evento. No obstante, todos los caminos estaban bien conservados y los participantes recorrieron verdaderas autopistas de gravel.

Si durante carreras largas y de participación masiva uno suele encontrarse en algún momento rodando solo, imagínate lo que debe ser rodar por el desierto de Gorafe sin civilización alguna a la vista y sin apenas nadie alrededor. Los ciclistas tuvieron la oportunidad de sumergirse por completo en la inmensidad del desierto y sus caminos de gravel, pasando el día recorriendo en condiciones que pocos habían experimentado antes.

No era verano pero, como era de esperar, las temperaturas eran altas. Por suerte, ambas distancias tenían puntos de avituallamiento cada 30 km aproximadamente, lo que permitía que incluso aquellos que viajaban a un ritmo más lento estuvieran bien alimentados e hidratados durante todo el día.

Los que no fueron lentos son la estadounidense Morgan Aguirre y el keniata Ewan Wangai, ya que fueron los primeros en volver a Guadix tras completar el recorrido de 170 kilómetros. En cuanto a la distancia de 120 km, Alba Xandri y Ricard Calmet se adjudicaron la primera plaza en categoría femenina y masculina, respectivamente.

La mayoría de los participantes se quedaron para el Hill Climb Challenge del domingo, que tuvo lugar al final de un recovery ride de unos 50 km. Allí, los ciclistas debían hacer frente al Mirador del Fin del Mundo. Con ese nombre, todos sabían que sufrirían pero que la recompensa en la cima valdría la pena. Además, los ánimos de todos los que no estaban montando en ese momento los hicieron apretar los dientes hasta llegar arriba.

Tanto Morgan como Ricard repitieron sus victorias del día anterior con el tiempo más rápido en la cronoescalada, y subieron al puesto más alto del podio durante una ceremonia final que tuvo lugar en el mismo mirador.